lunes, 23 de marzo de 2015

Más de usted

Cómo sería que usted me tocara… cómo sería. Con solo la yema de un dedo suyo sobre mi piel, me habría podido matar. Todas las mañanas imagino lo mismo, la llana sensación de la fantasía me dice que está a mi lado, que puedo tocar sus labios entreabiertos, que puedo sentir la maravilla de su acompasada respiración.

Lo puedo todo en los sueños, porque nunca se separa de mí. Cómo sería que usted me abrazara… el dolor es demasiado dulce, infinitamente embriagador. Si solo una vez lo hubiese tenido, si solo pudiera alcanzarlo. Cuántos crímenes no hubiera cometido por esa voz susurrándome al oído, por su calidez, y por las mil razones que lo han hecho asombroso.

El drama de un domingo

En cada uno de los relojes. Fuiste y eres, invariablemente tú.
Tú, tú, tú. Lo que soy, lo que escribo todos los días. Dejé que huyeras de los planes futuros, perdiéndote, y permitiendo que te olvidaras de mí. Aún no estoy segura de si fue un sacrificio trágico, o pura imbecilidad.

Te prometo, te prometo… y escapas, dejando tus canciones hundidas en mi memoria. Yo te juro, te juro. La bella falsedad. Estoy caminando en círculos amor, y todos parecen notarlo.

Mírame caminar en círculos, belleza de ojos negros
Mírame caminar en círculos, labios finos
Mírame caminar en círculos, palabras que atrapan
Mírame caminar en círculos, nunca te vayas
Mírame caminar en círculos, no hay nadie como tú
Mírame caminar en círculos, al observar a la luna estaré contigo
Mírame caminar en círculos, es imposible dejar de quererte
Mírame caminar en círculos, amor inefable.

lunes, 16 de marzo de 2015

Monstruo romántico

Vivo en el arte del drama, en medio de atardeceres amargos, enterrada en mí misma, acariciando a los demonios. Me aíslan en el olvido, y me hacen recordar cada día el abandono del monstruo romántico. El que al agitar sus alas me cegó para siempre.

Respiro en un hueco de fe, por segundos soy feliz con la ilusión de verte aquí. Mi cuerpo se convierte en el desastre tuyo, y tus fantasmas me enferman hasta el final. Pues repiten tus palabras, las distorsionan, pero siguen siendo el eco de tus juramentos. Desgasto la tinta escribiendo de ti. Escribo, adorno las letras que terminan por decir lo mismo una y mil veces. 

Vivo en el arte del coraje, mi corazón se fortalece de odios, y decido alejarlos a todos. Sin excepción, porque nadie vale nada en mi nuevo universo. No hay quien se pueda quedar a soportarme, y en definitiva no puedo soportarlos. Hoy irónicamente le hago a alguien más el daño que me hiciste a mí. 

Vivo de… círculos viciosos, de tu recuerdo y del odio. Soy el rechazo, sonrío maliciosa al espejo. En el reflejo están tus ojos negros, jamás los míos.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Hasta hoy, nunca me fui

Me mantuve esperando una señal cualquiera, me dije que fuera jamás hallaría algo mejor. En realidad fuiste ciego a mí dolor, y aunque hice hasta lo impensable para que te quedaras, ni siquiera tuviste la capacidad de enfrentar mi voz, de afrontarte al amor que surgía entre nosotros. Porque no me cansaré de asegurar que alguna vez fue real. Tan real como la belleza de tus melancólicos cantos.

Me quede aquí, sin que lo notaras. Esperé callada lo que no ocurre. Aunque me resigno a que no seas para mí, mi corazón me tiene anclada a tu ausencia, a tu indiferencia, a tu enorme cinismo. Nunca revelé tu faceta oscura, te defendí y justifiqué todo. Y maldita sea, lo sigo haciendo.

Al final todo ha sido mi culpa, por permitir que desfilaran los falsos amores, por dejar que te alejaras de mí para refugiarte de nuevo en ella. Es cierto que es el destino que me ha tocado, el amar a quien nunca me ha amado.

Lo siento, por todo; por aquellas veces en que inventé excusas para que me miraras, por jugar a la amiga. Perdóname por haber sentido que me querías cuando me inventaba celos tuyos, por imaginar que un gesto vano era tu oculto amor por mí.

Qué idiota.

También hace falta disculparme con mis esperanzas por alimentarlas, por eludir contigo al vacío, por arrojar mi ilusión para ganarme tu afecto, por aquellas canciones que desperdicié obsequiándotelas. 

Ojalá me pudieras leer por una última vez, y de un modo sobrenatural lo supieras; que hablo todos los días de ti, que te quise demasiado y no voy a continuar quedándome. Serás el recuerdo hermoso de mi juventud, la pasión enaltecida de mi alma, el de la voz que transportaba, el invisible que me dio la oportunidad de tocarlo. Siempre el que se fue.