domingo, 21 de febrero de 2016

Cero.

Si no me acepto ni yo misma, ¿cómo espero a que los demás lo hagan? Me quiero querer después de que el efecto de estas pastillas desaparezca. Quiero sentir este deseo ferviente de empezar, de volver a ser aquel sueño que desperdicie. ¡Mi vida es una ironía cruel! O quizá, y seguramente sea así; sólo soy una persona estúpida a la que le encanta tropezar con mil piedras cada día. Ironía, ironía; quisiera poder regresar el tiempo. Exactamente a aquel día borroso, y así cambiar ese estado de ánimo; darme golpes en la cabeza por haber sido tan exigente conmigo, por haber sido tan... idiota.

Perdónenme, cuerpo y alma; perdónenme. Juro... prometo, aseguro que las cosas van a cambiar. Que volveré a empezar, pero esta vez agradeceré cada día y cada puñetero progreso.