A Jake Chambers.
1999
Pequeño guerrero, todavía te veo desde el foco imaginario. Y como aquel hombre, tomo tu rostro entre las manos. Con lágrimas ardiendo, no concibo lo que veo. Desde el claro irreal. Pistolero, prometiste no dejarlo caer...
Háblame de nuevo, Jake; acude a mi memoria otra vez. ¡acude a estas líneas! Ayúdame a cambiarlo todo de nuevo, porque todavía estamos a tiempo... ¡Porque todavía hay tiempo!
Jake. Guerrero que cambiaba al pasar las páginas, a orizas exacto. A veces como un niño, a besos como un hombre, fiel al katet. Siempre como un pistolero, hasta la muerte.
Escritor cobarde, nunca fuiste como el río que fluye; y maldito seas.