sábado, 7 de julio de 2018

Nugatorio

No sé en qué momento mi vida empezó a girar en torno a ti, sobre lo que tú sentías. Olvidándome de mí por pensar en ti.

Soy una extensión de ti y mi corazón depende de tu estado anímico, todo provocado por él, ese pobre diablo que ha logrado contribuir al incremento de mi dolor, a la llegada de las lágrimas, el olor de la sangre y el asqueroso miedo a comer.

Amarte es beber en veneno con apuro, la peste del alcohol que desprendes se clava en mi alma y en mi ansiedad.

Hoy quiero decirte que en ti existen dos almas, tu cuerpo está dividido entre el alcohol y la recuperación.

La primer alma es mi amiga, la que me consuela y me abraza. Es el alma que ríe conmigo a carcajadas y que se vuelve mi cómplice así me vea gorda o delgada.

La segunda no parece alma, es un demonio egoísta que sólo existe para herirme, para maldecirme y acelerar mi corazón hasta que hiera respirar. Contigo cerca sólo anhelo morir, deshacerme de este infierno para siempre.

Acomoda tu dolor en mi dolor y por una vez entiende que me siento fatal, que prefiero dormir y olvidar. Revíveme, sácame de este pozo de pastillas que adormecen mi roto espíritu.

Ámame como yo te amo,
Olvídate de él.
Posa tu mirada en mí, porque me ahogo... Y me urge respirar. Al lado de tu alma sobria.

Ámame y entrega tu amor maternal, quiero creer que aún no es tarde.

jueves, 5 de julio de 2018

Entelerida

5:00am

Aquí me tienes otra vez, y yo te culpo por devolverme la ilusión del amor. ¡Tonto! ¿No te das cuenta que te quiero? Sólo con mirarte siento que confieso mi secreto. Y me niego a ser tu mejor amiga; que sé que alguna vez tú y yo conectamos y después estúpidamente desaparecí.

Mi vida es una mierda, ya lo sabes, y cuando estás aquí logro olvidarlo todo, mis angustias y pesares pasan a último plano. Me jode quererte así, necesitarte así...

Ojalá pudieras quitarte la venda de los ojos y encontraras en mí todo lo que yo veo en ti. Eres paz en mi infierno, me invitas a conocer un poco el cielo.

Tengo inmenso miedo de decírtelo, de arruinar todos los años de amistad incondicional. Oye, no somos perfectos y a veces nos atrapa la fobia social... Pero juntos somos algo, te juro que así es; porque sé que aquel día en mi sala tú también deseabas besarme, pues tus abrazos unían mis pedazos y ambos nos delatábamos.

Tú me haces escapar de los gritos, los insultos, la sangre y los golpes. Te quiero y aún no me atrevo a decírtelo.