miércoles, 24 de julio de 2019

Todo lo que alguna vez vi claro

Así que esto es lo que debo de sentir, ciertamente, lo merezco. Siempre he creído que mi vida se dirige a consecuencias, y tú no fuiste la excepción. Por un momento pensé que en mí no habría ninguna crisis emocional causada por ti, que no habría sueños, que no te extrañaría en las noches de soledad. Sin embargo, me equivoqué, qué idiota al pensar que así de fácil iba a ser, que haber provocado tanto dolor no me conduciría a ningún camino de nostalgia. Me era claro, tú me querías más de lo que yo podía quererte a ti.

Estoy aquí, como tonta rememorando la forma en que te dirigías a mí, escuchando las canciones que enviabas en links que rara vez habría, en mis migrañas pensando una y otra vez en todas las llamadas y todos los mensajes, todas las películas que vimos y el futuro imaginado que jamás iba a llegar. Yo ya lo tenía en cuenta, tú no. ¡Qué inteligente me creí! El sufrimiento no se formaría aquí, en esta casa que se ha vuelto fría desde el momento en que me dejaste de querer. Pero tengo que repetir, ¿no se suponía que tú me querías más que yo a ti? Todo lo que alguna vez vi claro hoy está plagado de nubes negras.

Y te extraño muchísimo, esa es la realidad, estoy llena de nostalgia, no puedo parar de pensar en todo lo que hiciste por mí, en todas las palabras de dolor, en las revanchas absurdas que creé, en que nunca jamás dirigiste una palabra de odio hacia mí, en que nunca jamás quisiste hacerme daño. Y de este lado del país yo sí provoqué muchas angustias, yo sí causé mucho dolor, confusión, helada indiferencia que no te merecías.

Hiciste tantas cosas bien, estuviste aquí cuando la soledad me ansiaba tragar, te quedaste más tiempo del que yo merecía, juro ante el cielo estrellado que tus besos sí llegaron hasta aquí, que en los más angustiosos días pude sentir tu cuerpo en mi cama, y el abrazo de tu protectora anatomía. Siempre fui así ¿verdad? me creí una princesa con el derecho de ser rescatada. Pero, vamos, nunca lo fui, yo siempre fui un dragón herido que sólo buscaba con quién desquitar sus tristezas y problemas. Un dragón que creía que su depresión valía más que el amor que se le podía ofrecer.

Es patético plantarle cara al abismo, diciendo ahora que si fui feliz alguna vez, feliz de verdad, fue estando contigo. Y te amo como boba...¿cómo te saco de mis entrañas ahora? Tendré que hacerlo, sé que tengo que hacerlo, porque ya no hay vuelta atrás, porque aquellos tiempos no van a volver jamás, porque hoy, exactamente hoy, ya no hay nada qué reparar.