martes, 24 de diciembre de 2019

Luces de navidad


Hoy no estarás aquí, me duele. Hoy por fin puedo darme cuenta de todas las vueltas que ha dado mi vida, que debo avanzar pues ya nada jamás volverá a ser como antes. Ni tus besos, ni tus cálidos abrazos. Navidad, que acompañan mis blancas luces en cada habitación, me coloco tus suéteres como si todavía fuera una adolescente. El frío cada vez es más cruel, pero sobrellevo las cosas con una taza de café con mucha azúcar. Y duermo con mis gatos como si fuese un día cualquiera, ellos se convierten en caracoles de distintas formas y colores, en ese momento puedo sentir esperanza, puedo ver llegar un rayo de luz a mi corazón de témpano. Siento que mis huesos se encienden, y le pido al ser superior que se lleve lejos tu recuerdo, le entrego a él todo el amor que siento por ti, se lo entrego y dejo en sus manos mi dolor, le ruego el entendimiento de que no volverás. Debo dejar de vivir en el pasado. Pensar en mí, como dice mamá, pensar en mi salud mental deteriorada, el sol también va a salir para mí, sólo si me entrego con las fuerzas que aún me quedan. Ruego, luces de navidad, guíenme a la salida más próxima, a la valoración de lo que todavía tengo conmigo. Sé que la soledad es buena compañía en el dolor del crecimiento espiritual, con el olor de los libros más viejos, con la salvación salvaje de mi imaginación, del arte. No quiero olvidar otra vez mi amor al arte, el que me mantiene en el mundo de los vivos. A ti, gracias por amarme, y gracias por haberte ido, por haberme demostrado todo lo que me hace falta hacer por mí. Me urge amarme como otros me han amado, y devolverle a la vida los regalos que me ha dado. Mi familia está aquí, y aunque el aroma de tu piel me abraza, sé que debo dejarte ir. Luces de navidad, no me abandonen en la lucha. Todavía me falta un poco más.