domingo, 22 de agosto de 2021

Prosa sin estética

El aroma de la madera me recuerda a ti, ojalá nunca me vieses perfumando mi habitación con su fragancia. La venganza te sabría demasiado dulce. Pero cómo siempre he dicho, aquí, en este espacio de silencio, de libertad; no puedo engañarme. Me cansé de fingir.

Ya no quiero escoger que mi prosa sea estética, tan sólo quiero que sea real. Así que no puedo engañar a nadie aquí, porque es un espacio vacío. No puedo negar lo que extraño y no puedo superar, no puedo fingir que no tengo un TCA. No puedo mentir cuando sólo reprimo mis ganas de autolesionarme para no herir a mi mamá, que es lo más hermoso que tengo ahora mismo. 

Aquí soy libre de hablar del suicidio y el manto de paz de la muerte, puedo gritar sobre mis miedos futuros, mis adicciones, mi profunda soledad. Los amigos que perdí por no ser "normal", los amigos que nunca estuvieron ahí cuando me estaba muriendo, que nunca llegaron a casa teniendo mi dirección. Lamento tanto rencor, pero siento decepción de haber creído que tenía a mi lado personas a las que les importaba que yo viviera.

Y cuando despierto con una taza de café, la única que está ahí recogiendo mis lágrimas es mamá. Mi mami, nunca tendrás una idea exacta de cuánto te amo. Muchas veces creo que somos una sola. Nos entendemos en medio del caos, de la depresión, de la falta de psiquiatras. 

Te extraño, extraño, pero aceptémoslo, nunca fuiste mío. Puedo sonar obsesiva, pero sólo así podré sanar la pérdida y encontrar el equilibrio para dejar el pasado por la paz. Busco la paz. 

Papá, todavía me haces falta, ¿será que aún estamos a tiempo de construir algo? ¿O dejo de batallar por tu atención? Te amo.

domingo, 15 de agosto de 2021

Demasiado poético

Sería demasiado poético poder desaparecer sin dañar a las personas que te aman. Qué ilusión ver a mi mamá empezar de cero sin la pesada carga de mis enfermedades, sin recordar que alguna vez existí. Qué utopía poder descansar. 

domingo, 8 de agosto de 2021

Sus cartas en la basura

Hay días que la lluvia me recuerda a ti, y es un recuerdo doloroso, arde en mis venas porque no me queda nada tuyo que abrazar. En mi arranque de tristeza tiré todas las cartas que me enviaste a la basura no sin antes hacerlas pedazos. En este día de lluvia quisiera releerte, besar cada letra como si aún en ellas estuviera impregnada una parte de ti. Qué absurdo ¿no? Ya no hay nada que rescatar. Eres esas cartas, tu yo del pasado está muerto, lo que yo amaba de ti ya no existe, lo que alguna vez amaste de mí se siente vacío y artificial. Aún así me faltaron tus abrazos, no sabes cómo los añoro y cómo irrumpes todavía mis sueños. Lo sé, estoy ahogándome en mi enfermedad, tratando por cualquier medio salir adelante. Probando medicamentos recetados que pasan factura, me autolesiono cuerpo y alma. Hay tantas partes de mí que merecen ser cuidadas, protegidas y curadas. En otra vida pudiste ser tú mi compañero, el espectador de mi caos, el protector de mi piel, el dueño de mis ilusiones de amor. Cursilería ansiosa, adiós a los días de ti, aunque todavía anhelo recuperar tus cartas.