No tengo nada qué reprocharte, Dios. Tuve tiempo de pensarlo y aún así volví a lacerarme. Es una adicción fatal. pues mi sangre salpica sobre la gente que amo y que me ama. Malagradecida y egoísta. ¿Mis pedazos hieren a quien intemta reconstruirme?
11/10/24
02:41
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