jueves, 5 de mayo de 2011

Mi debilidad




Te amo, mi bella y única debilidad, tu sonrisa ilumina y engrandece mi dolor, por cerca no tenerte. Cada vez que accidentalmente escucho el eco de tu risa mi alma retumba y danza alegremente dentro de mi cuerpo. No hay nada que pueda controlar mi acelerado corazón cada vez que puedo sentirte, me hago débil, preciosamente frágil. Conozco tu alma tal y como he conocido a la mía, y más, creas dentro de mí sensaciones que me iluminan cual sol resplandeciente. Tus ojos negros son mi perdición, sí, lo son. No existen lapsos en los que deje de pensar en ti, pues cuando cierro los ojos aparece tu imagen en mi cerebro, sonrío y lloro al mismo tiempo. Es inevitable que se cree el nudo en mi garganta cuando recuerdo lo lejos que estás. Es difícil intentar esfumar los recuerdos de aquellas promesas que tiempo atrás nos hicieron felices, juramentos arrojados a una triste remembranza de lo que fue. Mi debilidad eres tú, la imagen de tu personalidad, de tu rostro mezclado con mis interminables sueños a tu lado, y la fantasía de aquel beso inmortal que nos mantendría unidos para siempre. Palabras dulces que se han ido, dejando marcas invisibles en mi cuerpo que se encienden dolorosamente cada vez que te recuerdo. ¡Ah que frágil y rompible soy cuando estás en mis pensamientos! O cuando alguna vez por error, te preguntaste por mí. Por aquella persona que se cruzó en tu camino y que a pesar de que desapareció, dejarte de amar nunca logró. Mi error, mi salvación…mi sueño, mi recuerdo, mi…debilidad.

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