miércoles, 1 de abril de 2015

Sombras

No sé quien soy ahora, ni qué tendré que hacer a partir del olvido. Ya no tengo razones para discutir, todo lo que me parecía importante se me escapó de las manos. Nunca supe retener a lo que amaba. Me mantengo por años cobarde, débil. Me transformo en nada.

He aprendido a ser el vacío, tras las caladas a un cigarro, después de mis tormentas y grandes engaños. Quizá en lo absurdo solo volví a ser yo misma, esto me ofreció el final de los días buenos y las sensaciones agridulces. 

Añoro la belleza siniestra del cielo nocturno, de todos los planetas, los universos que desconozco. Es lo único que tengo para sentir en la piel la alegría, el miedo, el nerviosismo. La expectativa ante lo que ignoro me ha hecho vivir.

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