miércoles, 31 de agosto de 2016

Fluye

Tanto tiempo reprimiendo el amor. matándome de hambre para sentir nada. Y por dentro tras las rejas de costillas sentirlo todo. Tormenta engañosa... Parecía jamás volver a caer. En mí, en él, en vosotros.
Fluye.

Gritos, sollozos; carne lacerada, mi carne. Perdóname los ojos hundidos en miseria amoratada: obvia las sonrisas siniestras. Locura en mi sutil capacidad de no permitirme vivir, de obligarme a olvidar los sueños. Pobre esperanza despojada de alma, huérfana en el lugar que desconozco de mí, en esa antigua imagen mía; imagen consoladora e ingenua que se inventaba nubes blancas y rayos de sol.
Fluye.

Alegría y dolor, ansias del corazón que ya no tengo. Palpitabas en mí, yo existía al ritmo de lo que tú hicieras. En fantasmas drogados con estrellas y fe. No necesitaba de posibilidades, de realidades. Bastabas tú diciendo nada y bastaba yo interpretándote. Quiero volver, contar hasta ti... Cada historia que mi cerebro enfermo trituró. ¡Romper los huesos fríos! Y sentirte, sentir. El amor de repente, a pesar de tu ausente voz, tu ausente voz, tu...
Fluye.

Escapa, sentir, de mí escapa; corre hasta que ardan los pulmones, hasta que tengas la piel de los pies en carne viva, hasta que escuches romper el alma. Renace y déjame morir, convierte hasta la sangre... Arranca máscaras.

A gritar, a gritar, a gritar. Arranquemos máscaras y volvamos a casa, vuelve a pensar en él, en el amor; inventate historias ridículas, ruega tus deseos a la luna.
Tus deseos a la luna.
Fluye.

Observa... Más allá de los fantasmas de estrellas muertas, de agujeros negros, de leyes de espacio tiempo, de dimensiones y creación. Mucho... Mucho más allá de la angustia en un maldito estómago vacío.

Te extraño aún, extraño.
Te extraño, lo juro por tu aroma en mi imaginación. Y por todo lo que no me atrevo a escribir.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Vivir con el demonio rojo

¡Oh hartazgo! ¡Oh angustia! Paz, concede mi deseo... Solo de usted, de usted porque nadie más me interesa. Ni el amor, el deseo, el frenesí.

Basta de todos nosotros, tragicomedia. Un telón mohoso que se abre y cierra en un bucle de putrefacción. Despojos de piel, todo vuelto ceniza; ilusiones como vidrios rotos.

No trates de engañarme, hasta nosotros los fantamos percibimos tu aroma... Sentimos el dolor que provocas. Destructivo...

Cállate, demonio rojo, te he perdido el miedo aunque me lleves al infierno. Deseo destrozarme contigo, anhelo tu silencio en el golpe mortífero. Lo fantaseo.

¡Soy tu aprendiz! Arderemos juntos, arderemos todos aquí adentro; acabaremos tu reino de raíz.

30/07/16