Todo de negro, oh mi ángel caído; si me hubieras querido como yo te
quiero, las aves habrían cantado esa mañana y las plantas hubiesen renacido
como un arte amoroso. Si mi ternura te hubiese enternecido, ya nos habríamos
fundido en un abrazo sincero. Si mi poesía te hubiese sido suficiente… Porque
yo no quería nada más, yo te quería a ti.
A ti.
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