miércoles, 13 de julio de 2011

No podré estar ahí.



A veces quisiera por sólo un momento convertirme en un ave esplendorosa para así poder llegar a tu encuentro, con las alas guiándome hacia ti. Hacia tu bello encuentro en donde te tendré en mis brazos, me colmaré de ti hasta saciarme. Desearía por un pequeño instante ser dichosamente tuya, hasta que mis labios me ardan de tanto besarte.
Pero por más que lo desee, por más que lo intente, estás demasiado lejos de mi alcance, eres mi estrella solitaria y por consecuencia absurdamente inalcanzable. E irónicamente, aunque estés lejos, la vida me permite cruel y piadosamente admirar tu hermosura. ¡Qué tontería es la distancia! Eso no impide que te dedique mi amor incondicional, que en sueños te susurre un verso de amor e imagine tus manos encadenadas con las mías. Anhelo tanto estar ahí, contigo, asechándonos con nuestras miradas, probando el exquisito sabor de tu cuerpo, mordiéndote…teniéndote sólo para mí.
Ojalá supieras lo mucho que me importas, ojalá sintieras lo mucho que te amo todavía, que te extraño como nunca, que te necesito y que quisiera regresar el tiempo. Correr tan, pero tan lejos y alcanzarte finalmente, superando mis quimeras más profundas.
A aquel dios supremo o divino le pido una última cosa, le ruego que haga llegar hasta tu ventana un te quiero de mis labios. Y un adiós exageradamente largo. Porque aun tomo fuerzas de lo invisible, diciendo todavía…amor de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario