jueves, 14 de mayo de 2015

Desconocidos con recuerdos

Ya no me conoces, y yo apenas logro reconocerte en fotos; con una idiota pose de superioridad. Pero no puedo culparte, toda la gente a tu alrededor se ha encargado de volverte así. Las miradas suplicantes de todas las mujeres que te han querido, quizás amado como yo.

  No sé si alguna vez hubo una diferencia entre ellas y yo, llevé durante años el peso de tristes cuestiones. Mi única fe vive de los pocos recuerdos que compartimos juntos. Una vez, solo existían tus letras y las mías. Tus cantos, mis suspiros en una noche hermosa que no puedo olvidar. Dijiste todo lo que deseaba escuchar, no pude más que oírte en este cuarto oscuro, y danzar con la certeza de ti. No puedo parar de escribirle a un recuerdo tan minúsculo, una memoria que pudo perderse en la bóveda celeste.

  Atrapaste una estrella que hoy no me deja dormir, ancló en mi alma. Aunque no conoces de nombres, sabes de las sensaciones, de las experiencias mutuas. No puedo huir de eso, bórrame tu cielo estrellado y cruel. Para dejar de asociarte al nombre del dolor, de mis añoranzas.

  Las imágenes más felices las guardará mi cerebro, sin quererlo. Repito en sueños mi torpe baile, mi amplia sonrisa; de una madrugada en la que me revelaste verdades a medias, en que en éxtasis hiciste juramentos que no podrías cumplir.

  Solo compartimos recuerdos, porque ya no sé quién eres, te olvidaste del sonido de mis risas escandalosas. Porque no sabes quién soy yo, me olvidé de tus gestos tiernos, de tu ingenua belleza. Ya no eres el mismo que cantaba tan mal y que intentaba escribirme poesía, el que sonreía de forma sincera. Yo ya no soy tan frágil.

Pero aún no he logrado descubrir quién soy yo después de ti.

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