lunes, 18 de julio de 2016

Bosques y cafeína

07 - 17
Jamás hubiera imaginado que me vería así, que podría despertar con el característico olor a verde; esa sensación. De libertad y frescura. Tampoco me habría visto preparando tazas de café mientras cubría mi cuerpo con un abrigo del doble de mi talla... Ahí estaba, a merced de los grillos cantores, con el ruido de mis pies en un piso crujiente, cubierto de ramas caídas y tierra. Atrapada en una película poética, sin necesidad de fruncir el ceño o regresar a calles adornadas de alcohol y tabaco; en ciudades coronadas por el murmullo del chismorreo.

A pesar de que mi camioneta no encajaba rodeada de los pinos, a mis ojos era confortante como la casa de una anciana que hornea galletas y bebe té. El color de la paz es el café, la alegría tiñe de verde el camino; todo lo que anhelan mis pies es caminar, amo la sensación de haber recorrido kilómetros infinitos...

Después está él, con sus ojos grises y la barba hirsuta, con la sonrisa inocente que creí no volver a ver en alguien jamás. Sobre sus brazos envolventes encajan mis sueños, hundo mi nariz en sus ropas... Pues la calidez de su aroma a bosque y cafeína no puede compararse. Nuestras miradas conversan entre sí, nos invaden los sonidos naturales, nuestros corazones hierven, somos los nuevos creadores de estrellas. Y yo aterrizo en sus manos que han sido mi destino favorito.

Él enciende el paraíso, le da más vida a la vida; comparte conmigo un mundo creciente. Él le da dulzor a mis alegrías... Todo viaja... viajamos, huimos, corremos a la altura de un ave, nos fundimos a un universo que resplandece.

Nosotros resplandecemos junto a él.

1 comentario:

  1. Genia total, no recuerdo cómo te encontré ni cuando... Siempre quedó pendiente en mí leer unas líneas, pero esas líneas se volvieron adictas. No puedo dejar de leer!! Bravo!!

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