martes, 10 de marzo de 2020

Rezaré porque se apaguen estas llamas

No puedo creer que me haya atrevido a fijarme en ti, no eres una mala persona pero nunca fuiste elegido para mí. Y aún así la vida se encarga de ser cruel, de ponerte en mi camino en los instantes más vulnerables, compartimos historias, música, películas, vivencias, relatos... Dios se esforzó en mostrarme lo parecidos que podíamos llegar a ser. Lo confieso, me ilusioné como una tonta, caí por tus abrazos cálidos, porque tus manos calentaban mis frías y huesudas manos. 

Estuviste cuando más perdida me encontré, tus dedos, podía jurar, encajaban pulcramente con los míos. Recostada sobre tu pecho creí que me querrías a pesar de mí, pero no... No eres malo, pero sólo te habías fijado en mi frágil apariencia. Hoy todo ha cambiado, estás con alguien más y yo tengo el corazón roto. La mente destrozada pues no logra entender por qué el universo te había hecho para mí y al mismo tiempo no.

¿Eres tú el ciego o soy yo? ¿Debo esperarte? ¿Debería acaso volver a empezar la decadencia de mi alma para agradarte?  Te quiero tanto y me cuesta empezar a entender la realidad. No íbamos a estar juntos del modo que yo deseaba, y me lo mostraste directo a la cara. Me destrozaste, me llené de celos, me caí en la toxicidad y la amargura.

Sé que voy a estar bien, que terminaré por comprender que tampoco tú estabas dispuesto a todo por mí. Debo seguir esperando en silencio la llegada o no de la persona "correcta". 

Te pido perdón porque ya no puedo estar cerca de ti, porque duele, y porque desgraciadamente nada volverá a ser como antes, porque me enamoré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario