Si sólo supieras de cada uno de los monstruos que crea mi cabeza, si sólo supieras el alcance de mis horrores entonces entenderías. El hueco en mi estómago está tragándome de a poco, me cuesta entender en qué momento fue, en qué momento decidí escuchar el entrechocar de los huesos y disfrutar de esa melodía. Sin saberlo me estaba matando lentamente, aunque ahora soy consciente no he parado. Todavía me necesito con hambre y sed, como si de un logro se tratara, como si realmente obtuviera algo de todo este dolor. Él susurra a mi oído que efectivamente habrá un paraíso al final de mi túnel. Tal vez después de la muerte.
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