domingo, 18 de abril de 2021

No leven anclas

Tengo el corazón podrido, no sé cómo curarme el alma. Lo único que sé con seguridad es que no vuelvo a caer en el mismo pozo. Quizás en el futuro me esperan tragos más amargos. Pero hoy no, no voy a caer.

No pienso perderme en la inmensidad del mar, prefiero quedarme aquí aunque me llamen cobarde, prefiero mantener las riendas apretadas, los pies en el barco y el ancla abajo. No quiero que la marea me aleje hoy de aquí. Sólo busco la paz, no eterna, pero aún momentánea me hace feliz. Eso espero de este domingo. Quiero cubrirme de estrellas, de sueños. Mamá te amo, no voy a arruinarlo esta vez. Existo para hacerte feliz y existes para curarme las heridas de la vida.

Me mantengo en este barco, contigo y con mis gatos, aspirando el olor del mar, mareándome con el vaivén. Riendo a carcajadas, pero con la audacia de elegir lo que a largo plazo no nos hará daño. No puedo ni quiero pedirle más a la vida. Esta noche somos tú y yo, quizás unas cuántas lágrimas necesarias. Pero me alejo de mis obsesiones por unas horas.

domingo, 4 de abril de 2021

Voy a ganarte

Me dueles mucho, me dueles constantemente. Siento que la vida sin ti es muy larga y los recuerdos demasiado borrosos. Si hubiera sabido que iba a quemar así, quizás habría de procurar anclar más nuestra historia. Sé que mis palabras carecen de coherencia, pero no puedo ignorar mis sentimientos. Puedo tratar de crecer, aprender y salir del pozo, pero mientras tanto no te olvido, y me hiere extrañarte con desquicio. Este castigo no lo merezco, pero el tiempo aunque implacable es sabio… y si la vida me aleja de la muerte lo suficiente voy a ganarte y al fin olvidarte.

sábado, 3 de abril de 2021

Tazón de cereal

Como si tuviera quince años, le pido deseos a la luna y siento cómo me conformaría con ser el polvo que no has limpiado en tu habitación, en cómo sería feliz sólo siendo las telarañas que no alcanzas en casa. El aire que inspiras y expiras una y otra vez mientras escribes. Tan sólo ser las teclas que suavemente rozan tus dedos. Cómo desearía besar tus manos y encender mis mejillas con el tacto de tu piel. Como si tuviera quince años sería dichosa siendo el agua que limpia tu cara todos los días. Tan sólo con ser el tazón de dulce cereal que desayunas cada mañana.

 Maldición, cuánto he de extrañarte para escribir inconexas cursilerías. Por favor, perdóname, apenas he salido del infierno.

jueves, 1 de abril de 2021

Si uno de los dos muere mañana

Papá, si uno de los dos muere mañana… ¿desde la trascendencia alguno entendería al otro?

Aunque eventualmente después de la vida no exista nada, fantaseo con que en un más allá podamos comprendernos. Poder transmitirte sin palabras todo lo que siento y todo lo que tú me haces sentir. Papá, ¿Cómo iba aprender a amarme si primero no lo hiciste tú? Me enseñaste a temer y me arrojaste al mundo. No tienes idea de cuánto te quiero y al mismo tiempo de cuánto me hiere pensar en ti. Seguramente soy egoísta, pero daría mucho de mí para que me quisieras del modo que necesito. No existe terapia que cure la ausencia de afecto, al menos aún no para mí.

 De pronto quisiera pedirte perdón por haber nacido, por provocarte tantos dolores de cabeza, por mi dependencia, mi cobardía para darme un tiro en la sien. Disculpa que me victimice, pero a veces no lo puedo evitar, a veces desearía que en mi lugar otro hubiera nacido. Alguien valiente, alguien protector, alguien que cuide de ti y de mamá. Mis sinceras disculpas por ocupar un lugar que posiblemente no merezco.