lunes, 29 de noviembre de 2021

Ayla

 Luz de luna 

Soy inconstante en mis pensamientos, a veces quiero el amor de pareja en mi vida, y en otras ocasiones me vale madre. Hoy es de esos días en que armo treguas con esa situación. Y sueño con una persona que bese mi boca, que abrace mi espalda, que me diga al oído que todo estará bien. Quisiera que no, pero ahora pesa creer que el amor no es para mí. Y que los amores del pasado fueron un espejismo.

Tú no volverás, no te dejaré de pensar, no te voy a buscar, pero mis pensamientos estarán contigo al menos un tiempo. Y después... no sé, seguiré ilusionándome con la llegada del príncipe o la princesa que ame este desastre. 

 Ayla, algún día coloca en mi vida ese amor de novela. 

domingo, 28 de noviembre de 2021

Colibrí

¿Las leyendas son reales? El espíritu alcanza la paz en algún lugar libre de dolor. Por favor, dime que es real. Mi fe no tiene espacio para la incertidumbre, sin embargo, nadie me puede garantizar vida después de la muerte.

Quiero creer que el sufrimiento humano se acaba, que las trivialidades se desvanecen, que el amor existe. Todavía quiero creer que hay belleza en cada parte de este inmenso universo, y en todos los que no conocemos.

Hoy en día me cuesta soñar, me han colocado en un molde que achica mis deseos trascendentales, mis motivaciones y aspiraciones. Sácame de esta jaula que ha creado mi mente por inseguridades que no me sirven de nada. 

Y como diría Daniela Spalla: Quiero una nave que me lleve al infinito. 

lunes, 22 de noviembre de 2021

Magia, mi bruja, magia

Y supongo que este es un nuevo intento de empezar a creer en algo. Desde que tengo doce años recuerdo haberle suplicado al dios católico que me diera una señal de que en mi  sufrimiento no estaba sola. Que viendo a mi madre tirada en charcos de sangre coagulada, lo tenía a lado mío, que en medio de mis llamadas por teléfono a mi padre que nunca llegaba, dios estaba ahí. Pero nunca tuve respuesta y no es que no fuese paciente, lo juro, dejé pasar muchos años con ganas de que todo terminara. Preguntando estúpidamente por qué me había tenido que tocar a mí una vida tan miserable, por qué nadie podía protegerme a mis hermanos y a mí. Fuimos huérfanos durante toda la niñez. Y dios no estuvo ahí, doy fe con mi sello.

Renegué de todo lo que tuviera que ver con magia religiosa, con fe ciega, con inútiles rezos susurrados que la gente ni siquiera entendía y repetía como los loros de dios. ¡Cómo no iba a estar harta!

Pero ahora tengo veintisiete, y no es un número cualquiera, ni muy vieja pero tampoco joven, ya no estoy para eso. Hoy mi mamá está curándose, mi papá sigue lejos, pero no me importa más, porque de cualquier manera dirigirse a él es como gritarle a la pared. Y hoy, en este tiempo, quiero creer en la magia. En un resplandor que sí me responda, en una espiritualidad que no le rece a un barbón de túnica. Quiero pedirle a la luna, a las mujeres, a las brujas, a las constelaciones, al universo mismo. Quiero anclarme a la esperanza del más allá. De que hay algo para nosotros, de que sí podré madurar.

Ya no quiero rogarle al amor, quiero vivir en paz, quiero abrazar a mamá, necesito cuidar de mis gatos y perros, quiero enamorarme de la naturaleza, aprender a respetarla, poco a poco, paso a pasito. Quiero tomar café y leer hasta cansarme. Quiero que mi cama esté llena de peluches en forma de cualquier niñería, jugar la infancia que me arrebató la vida.

Ya no quiero preocuparme por mi físico, por mi peso, por mi figura no hegemónica, quiero enamorarme de hombres y mujeres por igual, porque el amor está en el espíritu. Quiero andar en pijama mientras enciendo una vela, y en las noches pedirle a la luna paciencia, ternura, tranquilidad. Y en las mañanas pedirle al sol calidez, deseo de empezar un nuevo día, amor a la vida.

Por favor, magia, quédate cerca, eres mi consuelo en los días difíciles. No quiero olvidar mi pasado, pero necesito superarlo, quiero salir de la depresión, quiero disfrutar la llegada de los pajaritos a las cinco de la tarde, cuando el sol comienza a ponerse. 

Quiero desear estar con vida, y luchar por ganarme mi lugar en la magnificencia del universo. Gracias luna, gracias sol, gracias wicca. 

martes, 9 de noviembre de 2021

Psiquiátrico

¿Por qué no podemos ser felices? ¿Por qué no hallamos la paz?
Será que mi generación nació para terminar suicidándose…
No, no debo generalizar. No todos están rotos. No todo está perdido para algunos.

Lo único que me mantiene viva es una persona. Qué falta de amor propio, pero por ahora me da una razón. Estoy harta de llorarle al cielo, de dejarme arrastrar por la marea, mi roca se fue para siempre. Temo por el futuro, la soledad me está esperando. Ríe.

He dejado de ser protagonista de mi propia vida, me he vuelto un infeliz secundario, quiero salir corriendo. Deseo enfermarme, tener una excusa poética para dejar de existir sin hacerle daño a nadie. Estoy loca. Necesito un cuarto acolchado, por favor. 

jueves, 4 de noviembre de 2021

Mamá, si un día despiertas y no estoy; perdóname.

Si un día amaneces sin café y las imágenes borrosas de tus ojos te asustan con una escena dantesca, perdóname. Mamá, si un día la ansiedad acaba conmigo y el olor a óxido inunda la casa; perdóname.

Es espeluznante no tener a quién poder hablarle de esa clase de decisiones, porque te amo tanto que no quiero herirte. Sé que si algo pasa conmigo, tú no podrías soportarlo. Y te pido perdón si la química de mi cerebro me vuelve egoísta. Pero ni yo misma sé qué pasa.

No tengo amigos para hablarles del deseo de irme de aquí. Este mundo me da miedo, las personas son… diferentes. La vida es cruel e hiriente para quienes se niegan a querer el cuerpo en el que han nacido.

Mamá, perdóname si un día me despierto sin ganas de levantarme de la cama, sin hambre, sin sed. Si no supe cuidarte como prometí. A veces sólo pienso en lo que llevo dentro, y te juro, quema mi alma. Siento que no puedo parar de derramar lágrimas. Quisiera ser la hija perfecta que merecías. O al menos lo suficientemente funcional para un mundo que no es para mí.

La existencia terrenal no es para mí, y ojalá tu dios hubiera enviado a otro de sus enigmáticos ángeles. Un hombre fuerte, independiente, con escudo y mil espadas. Mamá, perdóname si un día decido rendirme, porque nadie tiene la culpa de los cerebros fallidos.

No sé qué pasará mañana, pero si un día lees mis palabras, perdóname, luché hasta donde creí poder, quisiera decirte que no es tarde, quisiera prometerte tantas cosas que no puedo cumplir. Por débil.

Tú eres todo lo contrario de mí; fuerte, aguerrida, madre protectora, comprensiva, espiritual. Gracias por ser mi mamá.