lunes, 22 de noviembre de 2021

Magia, mi bruja, magia

Y supongo que este es un nuevo intento de empezar a creer en algo. Desde que tengo doce años recuerdo haberle suplicado al dios católico que me diera una señal de que en mi  sufrimiento no estaba sola. Que viendo a mi madre tirada en charcos de sangre coagulada, lo tenía a lado mío, que en medio de mis llamadas por teléfono a mi padre que nunca llegaba, dios estaba ahí. Pero nunca tuve respuesta y no es que no fuese paciente, lo juro, dejé pasar muchos años con ganas de que todo terminara. Preguntando estúpidamente por qué me había tenido que tocar a mí una vida tan miserable, por qué nadie podía protegerme a mis hermanos y a mí. Fuimos huérfanos durante toda la niñez. Y dios no estuvo ahí, doy fe con mi sello.

Renegué de todo lo que tuviera que ver con magia religiosa, con fe ciega, con inútiles rezos susurrados que la gente ni siquiera entendía y repetía como los loros de dios. ¡Cómo no iba a estar harta!

Pero ahora tengo veintisiete, y no es un número cualquiera, ni muy vieja pero tampoco joven, ya no estoy para eso. Hoy mi mamá está curándose, mi papá sigue lejos, pero no me importa más, porque de cualquier manera dirigirse a él es como gritarle a la pared. Y hoy, en este tiempo, quiero creer en la magia. En un resplandor que sí me responda, en una espiritualidad que no le rece a un barbón de túnica. Quiero pedirle a la luna, a las mujeres, a las brujas, a las constelaciones, al universo mismo. Quiero anclarme a la esperanza del más allá. De que hay algo para nosotros, de que sí podré madurar.

Ya no quiero rogarle al amor, quiero vivir en paz, quiero abrazar a mamá, necesito cuidar de mis gatos y perros, quiero enamorarme de la naturaleza, aprender a respetarla, poco a poco, paso a pasito. Quiero tomar café y leer hasta cansarme. Quiero que mi cama esté llena de peluches en forma de cualquier niñería, jugar la infancia que me arrebató la vida.

Ya no quiero preocuparme por mi físico, por mi peso, por mi figura no hegemónica, quiero enamorarme de hombres y mujeres por igual, porque el amor está en el espíritu. Quiero andar en pijama mientras enciendo una vela, y en las noches pedirle a la luna paciencia, ternura, tranquilidad. Y en las mañanas pedirle al sol calidez, deseo de empezar un nuevo día, amor a la vida.

Por favor, magia, quédate cerca, eres mi consuelo en los días difíciles. No quiero olvidar mi pasado, pero necesito superarlo, quiero salir de la depresión, quiero disfrutar la llegada de los pajaritos a las cinco de la tarde, cuando el sol comienza a ponerse. 

Quiero desear estar con vida, y luchar por ganarme mi lugar en la magnificencia del universo. Gracias luna, gracias sol, gracias wicca. 

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