Tus labios gruesos, tu voz ruda, tus ojos negros y tu piel de crema son lo que más amo en el mundo, lo que más deseo para ser feliz. Tu cuerpo es precioso para mis ojos y tus cabellos me hacen crear sueños retorcidos. Sé que no eres mío, pero eso no me impide hacerme ideas ilusorias de que estás aquí y humedezco tus labios con mis besos. Quizás algún día pueda verte cerca y logre abrazarte tan fuerte que me funda en tu cuerpo y que así nos mantengamos hasta la muerte pues estar lejos de ti es como bañarme en ácido todos los días y ser devorada por las noches de insomnio y los recuerdos malditos. Tenerte lejos y verte con alguien más es la condena más grande y dolorosa que me ha tocado. Cuando voy por las calles, distraída, de repente veo tu rostro entre las gentes y al parpadear caigo en la cuenta de que sólo soy yo y mi cruel imaginación. Ya no es mi intención borrarte, sino de ti sentir este amor que no se acaba nunca. Las palabras no son suficientes para decir lo que siento pero es lo único que tengo para por unos minutos sentirme llena de ti, completa al casi palpar tus suspiros.
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