miércoles, 4 de enero de 2012

La espera eterna.


A veces no soy capaz de entender ni mis propios pensamientos.
Y es así, continúo esperando algo que no llegara.
Hundo los cuchillos de esperanza en mí.
Estúpidamente sigo creyendo que él, en su anhelo, volverá.

¿Por qué permito que su desinterés me debilite?
Ambos con el silencio sentenciamos el final.
Constantemente en mis desvelos, imagino libretos amorosos,
Frases inconclusas, abalanzo mi fe en un ‘También pienso en ti’.

Esperar lo intrascendente me ha hecho sufrir,
¿Cuál es tu razón corazón mío? ¡No encuentro el sentido!
Tan sólo dime que sí regresará y me mantendré aquí,
Amándole en silencio.

¿Cuántos poemas más para dedicar?
¿Cuántos versos y cartas que no leerá jamás?
¿Qué más tendré que realizar para tenerle cerca o dejarle de querer?
Su amor y desamor lo hacen todavía más deseable.

El reloj sigue avanzando para mi mala suerte,
Nada ha cambiado, el daño es definitivo.
Él sólo me dedica algunas chispas de ilusión,
Destellos que al final terminan por transformarse en abrasadoras llamas que me carbonizan.

¿Qué hago, maldito destino?
¿Sigo esperando o del soñar su retorno desisto?

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