domingo, 9 de marzo de 2014

Cuatro años hacia delante XXII


—¿Estás loca? ¿Es que has perdido la cabeza, Phany? — dije después de escuchar su sugerencia.

     
     — Ya basta de vivir en el drama — me dijo — ustedes prácticamente nacieron para estar juntos. Y hoy, después de tanto tiempo tienen la oportunidad de recuperar su amor. Sin ninguna persona estorbándoles — se señaló.

— Pero…

— Por favor, te ruego que no me dejes seguir viviendo con esta carga de saber que fui la causa por la cual se separaron definitivamente. — lloró — sé que me lo merezco, sé que me toca lo peor del mundo por mis estupideces. Pero Ian no tiene que pagar por las cosas que yo hice.

— Aunque fuera, dudo mucho que Ian quiera verme — suspiré — me negué a confiar en él, lo rechacé totalmente a pesar de su insistencia. Creo que le rompí el corazón. Lo conozco, si se fue, es porque está dispuesto a olvidarme para siempre.

— Durante cuatro años te perdiste de la vida de Ian, así que puedo asegurarte que ni en mil años él dejará de amarte. Eres su vida, entiéndelo, no dejes que se caiga a pedazos otra vez. Tú lo amas, él te ama; así de sencillo es.

Flashback  
       — ¿Amor?

— ¿Qué pasó, Ian?

— Ven, mi amor.

— Ay Ian, estoy ocupada ¡¿Qué quieres?!

— Cielo, te digo que vengas.

— Ian, estás comenzando a molestarme. Estoy estudiando, ¿qué necesitas?

— Necesito que vengas —rió Ian.

Ella refunfuñó y corrió hacia el jardín en donde estaba Ian. Se encontraba dispuesta a gritarle un montón de improperios y a golpearle hasta el cansancio. Cuando llegó, abrió los ojos de par en par, estaba totalmente sorprendida con lo que estaba viendo. Parecía de cuento de hadas.

Ian estaba acomodado sobre el pasto, muy relajado. Alrededor de él flores de cualquier tipo adornaban hermosamente, y estaban acompañadas de luces de colores. La luna brillaba como siendo parte de aquel acto. Un pequeño cúmulo de rosas amarillas formaban un “te amo” dentro de un corazón. Ella cerró los ojos suavemente y se dejó llevar por el aroma de cada flor. Identificó rápidamente el perfume dulce de Ian entre la mezcla de olores. Eso la hizo sonreír; más allá de cualquier cosa bella estaba él, su Ian.

— Ian… — se decidió a pronunciar — dios… ¿qué significa todo esto? — las lágrimas comenzaron a escaparse de sus ojos cafés.

— Pues es un obsequio, mi vida. Todo esto que ves a tu alrededor, es lo que habita en mi corazón desde el día en que te conocí. Cada rosa, cada lucecita, cada aroma; todo esto es la representación de lo que me haces sentir todos los días cuando me besas, cuando me acaricias, cuando me dices que me amas. Y créeme, es una representación modesta. — rió.

— Esto es increíble…

— ¿Te gusta, mi amor?

— Me fascina Ian, nunca pensé que en este mundo existiera alguien que me amara tanto como lo haces tú cada día. Tengo la fortuna de ser de las pocas personas que logran conocer a su alma gemela, al amor de su existencia. Y poco me importa si lo merezco, quiero disfrutarlo hasta el final.

— No habrá final, ni la muerte puede separarme de ti. ¿Y a qué esperas para arrojarte a mis brazos? — se dibujó una sonrisa torcida en su rostro.

Ella se limpió las lágrimas y se acurrucó en el cuerpo protector de Ian. Eso era lo que él le hacía sentir más que cualquier cosa, protección y un infinito amor que era imposible de revocar. No se había equivocado, y su corazón no había tenido que sufrir de otras experiencias para llegar hasta él. Ella era una persona afortunada, en realidad demasiado.

— Te amo, Ella.

— Yo también te amo, mi amor.

Se mantuvieron así por unos minutos, escuchando el rumor de los automóviles, de los insectos, de cada cosa. En el mundo no existía otra cosa que no fuera ellos, no había nada más. Ambos desearon en silencio que ese momento no se acabara nunca.

— Te he escrito algo — dijo Ian a Ella.

— ¿Escuché bien? — sonrió la joven. — ¿Me escribiste a mí? Tú, Ian, el que dice que cada poema o novela tiene que ser ajeno al escritor ¿en serio?

— Calla, boba — la besó — estaba totalmente equivocado. Y hasta siento vergüenza de ello. El amor que siento hacia ti me demostró que un escritor no es nada si sus letras no plasman sentimientos reales, aunque sea de manera inconsciente. Una obra siempre tiene que llevarse consigo algo del autor. Siempre, mi amor.

— Guau, cielo… jamás pensé que lo dirías. Anda, léeme lo que has escrito para mí.

— No, no, no. Tienes que leerlo tú, y quiero que sea en voz alta, si no es demasiado pedir — sonrió.

— Oye, no se vale…

— Anda, por favor — hizo la petición de un modo que Ella no podía negarse.

— Está bien, tonto. Solo por esa cara tan preciosa que pones. — fingió enojo.

Ian le entregó un trozo de papel arrugado. Ella se aclaró la garganta y comenzó:

Mi vida, mi Ella, mi pequeña; me cuesta un poco de trabajo organizar mis sentimientos para transferirlos al papel. Sobre todo porque lo que me haces sentir me parece que es una maraña de ilusiones, de pasión, de cariño, de un amor que se me desborda de la piel. Ella, antes de conocerte yo no sabía de alegrías, yo no conocía la vida, estaba tan acostumbrado a limitarme a existir que no me detuve en ningún momento a visualizar las maravillas que estaban afuera de mí ser introspectivo. No me atrevía a buscar esa hermosura que llenara mis huecos vacíos. Sin que yo te esperara, apareciste a trastornarme. Hiciste de mi vida un caos. Lograste enganchar mi espíritu con una sola mirada, con una sonrisa, con tu despreocupación ante la realidad del mundo. Una realidad que suele ser fría, cruda y cruel. Me hiciste quitar las vendas en mis ojos, me hiciste hallarle el sentido a despertarme temprano, a dejar que el sol se asome a mi ventana, a respirar profundo, a disfrutar de las pequeñas cosas que antes me parecían insignificantes, me demostraste que contigo puedo ser un héroe si me lo propongo. Y para qué callar: soy invencible si estoy a tu lado. Puedo tocar el cielo sin necesidad de separarme del suelo, pero solo si tengo la certeza de que estás a lado mío. Sin ti, toda la magia que creaste se iría. Tú eres esa maravilla que necesitaba, tú eres esa fuerza que me hacía falta para deleitarme con saber que estoy vivo. Tú eres todo, Ella. Mi amor, nunca olvides que fuiste quien me rescató.

Te ama por siempre

Ian.

Fin del flashback.

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