sábado, 1 de marzo de 2014

Podría hablar de muchas cosas...

Puedo repetir palabras que he escrito en otros poemas, puedo hablar del desamor, del olvido, y también del dolor. Puedo pasarme una hora entera relatándoles sobre la muerte, sobre la atracción y el miedo que me causa noche tras noche. Pero no. Hoy prefiero arrinconar esas sensaciones del dolor y hablar un poco sobre la incertidumbre de haber perdido a alguien a quien amé y detesté. Alguien que yo creía que siempre iba a formar parte de mi rutina y que ahora no está. De un segundo a otro su corazón dejó de latir para siempre sin poderse hacer nada para evitarlo. Una persona que hasta irse lejos se arrepintió de los errores que había cometido. Y que cuando quiso remediar su ausencia, ya era demasiado tarde. Quiero decirles que el tiempo nos persigue, que no da descansos para nadie, quiero decirles que en efecto, no existen segundas oportunidades para vivir. Quiero pedirles que abran sus ojos, que digan todo aquello que callan por medio u orgullo. Por favor abrazalo, bésala, perdónalos, ámale. Actúa, mañana podría ser tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario