sábado, 28 de junio de 2014

Otro sueño en el balcón (Después de la tragedia)

Otra vez en este sueño. La escena es la misma, estoy en un balcón; debajo se oye el murmullo del agua. La luna me ve directamente al rostro, volviéndome pálida. La noche me comienza a envolver en un sempiterno espejismo. La única que cambió fui yo; mis mejillas están surcadas por lágrimas que de forma melancólica escapan de mis ojos. Lloro por un amor no olvidado, cargo un corazón agrietado. Lo peor de todo es que Nicolás ya no está conmigo, me encuentro sola. El eco de mis sollozos aterroriza, mis rodillas sangran. Gimo y suspiro buscando la paz que se me arrebató. Lo único que hallo es dolor, una agonía que me traga y después me vomita. Perdí todo cuando apenas lo había ganado. Huí aquí, pero me equivoqué creyendo que este sueño patético me iba a salvar.

  Nicolás me había abandonado, no había cumplido con su palabra.

  Escucho un pesado caminar aproximándose a mi persona. Con dificultad trato de abrir los ojos que acuosos me lo impiden. Asumo a parpadear un par de veces hasta que vislumbro a mi salvador.

— Creí que me habías dejado — Tartamudeo con alegría. Le transmito una ternura distorsionada a él, a Nicolás. 
— Quizás tarde, pero cumplí mi palabra. Aquí estoy para ti, para protegerte de la realidad.
— Lo sé — respondo.

  Un minuto.

  Me lanzo sobre él, apretándome contra su pecho. Vuelvo a mi agónica canción hecha de suspiros. Nicolás se mantiene en silencio, yo siento que las piezas de mi roto corazón se unen. Lo beso en la mejilla, él hace lo mismo. Me consuela quedamente. Lloro con exageración, grito. ¿Por qué? ¿Por qué?

  Termino de llorar, trato de calmarme pues Nicolás comienza a asustarse.
— ¿Qué ha pasado? — Pregunta con delicadeza.
— ¡Es él! — Sollozo — ¡Él y su recuerdo otra vez! — Lo vuelvo a abrazar casi asfixiándolo. — Su fantasma me persigue, ya no quiero quererlo más...
— ¿De quién hablas?
— De quien me ha roto el corazón.
— No llores más, pequeña mía. Eres una persona fuerte, pasará pronto.
— Todo el tiempo pienso en él — suspiro.
— No necesitas de él, no necesitas de nadie si eres capaz de romper esa coraza y vivir. Deja que el recuerdo muera. Yo te cuido, te protejo. — me besa en los labios, abatido.
— Eres la razón por la que aguanto el dolor, por ti soy capaz de fingir sonrisas frente a los demás.  — me recargo en su pecho y sonrío con sinceridad. Sé que con él a mi lado ahora no caeré. Lo amo.

  Acaricio la piel de mi acompañante y despierto...

1 comentario:

  1. Sólo una palabra: Hermoso.
    Me gustan tus pensamientos.
    Sigue así(Y)'

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