miércoles, 17 de septiembre de 2014

El fantasma que se deja fotografiar

Necesito hablar de esto, mi cerebro me suplica liberar al monstruo que aún se alimenta de mí. Siguen avanzando los años, y su recuerdo hermoso no deja de reírse a carcajadas de mi imbécil vulnerabilidad. Sé que a estas alturas debería haber roto cualquier conexión que me atrajera a él. Después de cien poemas no he superado esa dulzura que irradian sus ojos oscuros, ni la maldad infantil que ocultan sus labios.

  Sus labios expuestos ante una cámara que lo hace todo eterno. Una cámara que no reconozco, pero que cada noche me acerca a él, tanto, que creo aspirar su fino aroma.
 
  Esta es una de tantas noches en que le observo, critico su actitud ocultando el amor que anhela salir en forma de palabras. Soy una fanática callada, que lo adora sin alardear de ello. En eso me convertí desde que el final nos estrechó la mano con desdén. Sus fotografías son mi tormento y mi escape. Creo mil historias de su vida y le veo con detalle, como la desquiciada enferma. La loca. Suspiro ante los cambios de sus facciones, sí, suspiro.
 
  Reconozco el daño que me provoco ante cada fotografía, sé que es una insensatez; pero no lo puedo evitar. Ignoro cuanto tiempo más… cuanto. Musa cruel.

lunes, 15 de septiembre de 2014

A los quince años...

…Creía. En el amor, en la fe, en la alegría, y en que las cosas saldrían siempre bien. Estaba en la posición exacta, mis mejillas se sonrojaban, confiaba y a él… a él lo adoraba ciegamente. Me doy cuenta de que las experiencias negativas son las que más marcan. Me sentía en plenitud, estaba segura de que con solo una sonrisa podía lograr que las personas mirasen más allá de mí. Pensaba que al confesarles mis ilusiones iban a brindarme calidez y aceptación. Mi ingenuidad no encontraba un límite, soñaba con que mis palabras moviesen al mundo entero. Todos podíamos alcanzar el cielo al unirnos, todos podíamos ser buenos. Oh.

  Me enamoré por primera vez, sentí el calor que emanaba de mi pecho. A él le obsequié todas mis palabras de amor, a él le entregué una esperanza de niña. Dejé que me sostuviera sin pensar que algún día me podía dejar caer sin más. Cometí el error de imaginar que mi seguridad y alegría podían dependerle sin traspié. No puedo culparlo, éramos adolescentes. Y a él también la vida lo cambiaría. Lo transformaría. Y sé que así fue.

  Los años alejaron al primer amor. El tiempo me expuso lo mezquino que el mundo podía llegar a ser, me aclaró que nada puede ser perpetuo, me señaló las risas burdas de una deleznable sociedad. El tiempo me hizo abandonar aquella ternura, que juro, me caracterizaba. Todos se van, las personas mienten, a nadie le importa. Lo peor es que me he vuelto exactamente igual. Peleo y desconfío, soy cruel y esquiva. ¿Esta es la lección de la vida? ¿La misión acaso?

  Solo pienso en todo lo que perdemos al madurar. Me siento tranquila, pero no logro ser plena en medio de este caótico lugar.

  Ojalá las cosas no tuvieran que acabar así.

martes, 9 de septiembre de 2014

Un septiembre diferente.

Tengo la intención de renovarme, tengo la energía hoy para intentar cambiar mi rutina. Mi cuerpo está cansado de tanto esconderse en los rincones, de tanto escapar de la gente. No entiendo qué es lo que me impulsa esta noche, pero espero que esta fuerza permanezca el tiempo necesario para que yo cambie. No quiero continuar un camino tan siniestro, no quiero sentirme a gusto con la tristeza; ya no.

  Durante muchos años me he dedicado a burlarme de mis heridas en cada escrito, a resignarme a estar mal. Creía que esa era mi misión, pensaba que no tenía derecho a quejarme, que era lo que me tocaba. ¿Cuánto daño me habrán hecho las personas que dicen quererme para que terminara pensando así? ¿Cuánta inseguridad he sido capaz de guardarme? Si no me enfrento a la realidad ahora, me ahogaré en un engañoso mar de fantasías. 

  Voy a levantarme, voy a escapar de la habitación de los lamentos, voy a demostrarme a mí misma que valgo más que mis problemas, mis miedos, y que el maldito espejo. Me uniré a la vida que me espera, a la vida que nunca perdió la fe sobre mí, a las personas que sí merecen estar a mi lado. Mi astucia se encargará de desechar a los que solo han llegado a destruirme.  Puedo ser bastante intuitiva si me lo propongo. Todo se paga aquí. Todo lo bueno y todo lo malo.

  Puedo intentar una vez más, puedo confiar que el amor durará, puedo creer que soy importante, puedo atacar a la depresión con razones de suma alegría, puedo abandonar los vicios, puedo quererme tal y como soy. 

  El amanecer espera; la vida continúa, y yo avanzaré con ella.

https://www.youtube.com/watch?v=ih0x9NrQT2U