Porque cuando pienso en ti parece que todos los problemas
que me ahogan se desvanecen, hasta mi forma de escribir me parece hermosa, el
reflejo me devuelve sonrisas resplandecientes. Tu nombre me sigue en sueños, y
te prometo, no es tortura; es la sensación más grande de mi vida. Soy
incoherente conmigo misma y contigo, sé que somos extraños y sé también que
para volver a empezar tengo que olvidar. Aunque a veces me persigan los
fantasmas guardo mi esperanza en ti, pues cuando te siento cerca mis monstruos
escapan, el pasado se queda en su lugar. Y si estás a mi lado solo sé mirar
hacia delante.
Mi angustia avanza a la par de la alegría; pues hay
demasiadas cosas que puedo perder; pero eso no detiene la lucha, la ilusión,
las fantasías de como cuando era una niña. Me recuerdas a ese primer amor
ingenuo e infantil. Me haces sentir que puedo volver a empezar, y que en mi
vida ninguna otra persona existió. Eres tú, tú. El que debió llegar mucho antes
que todos aquellos que me hicieron daño, que todos aquellos a los que no supe
querer. Despídete de las tardanzas, y si
vas a amarme; ámame. Por favor, si vas a amarme; ámame.
Siento haberte atrapado en mis palabras, siento el pánico
que pueda causarte el que yo necesite escribir todos los días sobre ti, y que
me falten hojas para describir el color de tus ojos, el sonido de tus labios,
la forma en la que miras. No es suficiente nada de lo que hago, pero siempre
trato de sacarte aquí. Y te pido
perdón, otra vez, por hacerte preso de mi locura e insensatez. De mi
enfermedad. Ojalá pudiera evitar que me
leas, ojalá pudiera provocar que leyeras
mi caos. Incoherencia estúpida.
Eres el centro de mi esquizofrenia, no puedo dejarte ir. Sin embargo, cómo sueles ausentarte, y te vas, te vas… Dejándome el arrullo
de un piano vacío, de libros viejos. El cliché de una cajetilla de cigarros.
Los vicios regresan cuando te vas tú. No
te vayas, o quédate siempre. No puedo entender lo que digo, mi cabeza se
pierde entre frases que no entiende, viaja a no sé dónde volviendo sin
respuestas de ti. No entiendo nada de lo que pasa, lo juro, solo puedo quererte
sin pretender que tú me quieras.
¿Pero qué pasaría si por un maravilla tú…?
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