miércoles, 27 de abril de 2016

Rueda de la fortuna

Me mantuve demasiado tiempo arriba, estaba disfrutando la sensación del viento en mi rostro, sacudiendo mi cabello; apoyando su rebeldía. Estuve tocando las estrellas con un roce de mis dedos, me acostumbré a la adrenalina en mi interior. Y todo marchaba bien, podía sentirlo...

  Empecé a descender con gritos, y el sentimiento cambió; porque mi pecho reaccionaba a un vacío que parecía querer devorarme, casi lo hacía. Admito mi desconcierto, aún sin haber hecho absolutamente nada... y es que ahora que lo veo desde aquí, puedo darme cuenta de que en efecto yo no podía hacer nada para detener el descenso. Creía que aferrándome al capricho me podría mantener en el cielo, volviendo a disfrutar del frío en mi cara, la respiración excitada.

  Es hermoso y trágico, es amargo...
  Saber ahora, después del tiempo transcurrido, después de tantas lágrimas y tanto dolor, después de tener que acostumbrarme al odio, de nuevo al odio y a la inseguridad, a la pequeñez y la insignificancia del ser. Saber ahora que yo no podía hacer nada, solo esperar el proceso de estar completamente derrotada, abajo...abajo, abajo, abajo. Vivir entre errores, enterrarme; dejando que todo a mi alrededor se transformara en mi peor pesadilla, en mi miedo más cruel. Tuve que permitirlo para darme cuenta...

  De que no siempre se puede estar arriba, que hay que cederle turno a los demás, a gente que lo merece y a gente que no lo merece, todos estamos abajo, y todos estamos arriba alguna vez... Yo no podía ser egoísta con la vida, no podía permitirme tanta dicha, tantos logros. No iba a estar eternamente con la luna, como soñaba...

  Hoy desde abajo comienzo a exigir mi oportunidad de volver a estar arriba, lucho cada día oscuro, cada noche de recuerdos que hieren. Lucho, me empujo, me aferro a mis ganas de estar ahí, de donde deseaba no salir jamás. Pero ¿qué es la existencia sin un poco de agonía? No voy a seguir estancada en el sitio incorrecto, no volveré a darle espacio a las personas que no lo valen, no me dejaré llevar por los susurros, ni los comentarios, ni por las voces en mi interior que diariamente me anhelan hundir. Yo las voy a cambiar, voy a volver a empezar. No importa que pueda pasar después, si por lo menos puedo estar una vez más...
Arriba. Contigo, luna. Contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario