sábado, 23 de julio de 2016

Novelista

Me parece que a ti te lo debo todo; huracanes y sonrisas. Estoy en continua deuda contigo: has desgarrado mi alma y extiendes tus palabras sobre mí, abriste mi cerebro para transformar para siempre mis ideas. Nunca soy la misma después de tu prosa, con tus historias suaves o salvajes, rotas y sublimes.

Me has salvado en la incertidumbre y desazón, no hay más verdad que esta. Me salvas en todos mis aspectos, a beneficio de mi mente, cuerpo y alma.

Sé que no estás pero ¡Ay! Cómo te sé sentir... Me invades en esquizofrenia, sostienes mi mano para transportarme al mundo que creaste a partir del corazón hacia la tinta; caminamos en una sucesión de imágenes desdibujadas... Veo la forma en que mi imaginación compite con la tuya en una fusión erótica de narrativa.

Tú eres mi entendimiento del amor, ¡no puedo compensar tal entrega! ¿Qué sería de mí sin tenerte a ti? ¿Qué sería de todos nosotros?  Nosotros, los lectores constantes, devoradores sin tregua, nostálgicos del arte que creas. Trazas el sendero hacia mi libertad, a diario debo colmarme de ti, de tu presencia a párrafos. Oraciones a modo de aliento, personajes a modo de calidez, de crepúsculo y brisa... A modo de TODO.

miércoles, 20 de julio de 2016

Siempre tendré a la luna

19/07
Pueden caer sobre mí cien tragedias, lágrimas y aroma de alcohol... Todo en íntima relación con el dolor. El círculo de los vicios es cada vez más estrecho, dándole a la angustia puertas y ventanas abiertas. ¡Se me termina el tiempo! Se derrumban los castillos, no hay más ilusión... Este lugar enferma y transforma a cada ser que es engullido en sus habitaciones de fuego.

Hay, hay demasiado dolor, mucho dolor. Me quemas, me abrasas dolor, dolor, dolor, dolor.
Mi cuerpo ya acciona por instinto, mi corazón se aferra a sus latidos malditos, la sangre sigue coagulando; se aferra. ¡Mis pulmones gritan! Aún mis pies marchan con inercia al ineludible pozo negro... Con las putas risas falsas e ingratas.

Como quisiera poder callarme para siempre, abandonarme al inconsciente, ¡al no saber!
Borrosa, disuelta; comprometida a la desesperación infinita, te ruego que apagues mis luces.
Todavía me sorprende hallarte Luna, aguardándome. Sí, con tu paz blanca en mi balcón, esperando. Quisiera preguntarte qué otras angustias robas para crear tus historias, a cuántos presencias morir, a qué almas observas despiadada e inalterable.

Luna encendida, tu compañía alivia un poco las heridas, 
creas catarsis y ha pasado otro día.

lunes, 18 de julio de 2016

Bosques y cafeína

07 - 17
Jamás hubiera imaginado que me vería así, que podría despertar con el característico olor a verde; esa sensación. De libertad y frescura. Tampoco me habría visto preparando tazas de café mientras cubría mi cuerpo con un abrigo del doble de mi talla... Ahí estaba, a merced de los grillos cantores, con el ruido de mis pies en un piso crujiente, cubierto de ramas caídas y tierra. Atrapada en una película poética, sin necesidad de fruncir el ceño o regresar a calles adornadas de alcohol y tabaco; en ciudades coronadas por el murmullo del chismorreo.

A pesar de que mi camioneta no encajaba rodeada de los pinos, a mis ojos era confortante como la casa de una anciana que hornea galletas y bebe té. El color de la paz es el café, la alegría tiñe de verde el camino; todo lo que anhelan mis pies es caminar, amo la sensación de haber recorrido kilómetros infinitos...

Después está él, con sus ojos grises y la barba hirsuta, con la sonrisa inocente que creí no volver a ver en alguien jamás. Sobre sus brazos envolventes encajan mis sueños, hundo mi nariz en sus ropas... Pues la calidez de su aroma a bosque y cafeína no puede compararse. Nuestras miradas conversan entre sí, nos invaden los sonidos naturales, nuestros corazones hierven, somos los nuevos creadores de estrellas. Y yo aterrizo en sus manos que han sido mi destino favorito.

Él enciende el paraíso, le da más vida a la vida; comparte conmigo un mundo creciente. Él le da dulzor a mis alegrías... Todo viaja... viajamos, huimos, corremos a la altura de un ave, nos fundimos a un universo que resplandece.

Nosotros resplandecemos junto a él.

Bosques y cafeína

07 - 17
Jamás hubiera imaginado que me vería así, que podría despertar con el característico olor a verde; esa sensación. De libertad y frescura. Tampoco me habría visto preparando tazas de café mientras cubría mi cuerpo con un abrigo del doble de mi talla... Ahí estaba, a merced de los grillos cantores, con el ruido de mis pies en un piso crujiente, cubierto de ramas caídas y tierra. Atrapada en una película poética, sin necesidad de fruncir el ceño o regresar a calles adornadas de alcohol y tabaco; en ciudades coronadas por el murmullo del chismorreo.

A pesar de que mi camioneta no encajaba rodeada de los pinos, a mis ojos era confortante como la casa de una anciana que hornea galletas y bebe té. El color de la paz es el café, la alegría tiñe de verde el camino; todo lo que anhelan mis pies es caminar, amo la sensación de haber recorrido kilómetros infinitos...

Después está él, con sus ojos grises y la barba hirsuta, con la sonrisa inocente que creí no volver a ver en alguien jamás. Sobre sus brazos envolventes encajan mis sueños, hundo mi nariz en sus ropas... Pues la calidez de su aroma a bosque y cafeína no puede compararse. Nuestras miradas conversan entre sí, nos invaden los sonidos naturales, nuestros corazones hierven, somos los nuevos creadores de estrellas. Y yo aterrizo en sus manos que han sido mi destino favorito.

Él enciende el paraíso, le da más vida a la vida; comparte conmigo un mundo creciente. Él le da dulzor a mis alegrías... Todo viaja... viajamos, huimos, corremos a la altura de un ave, nos fundimos a un universo que resplandece.

Nosotros resplandecemos junto a él.