viernes, 29 de junio de 2018

En las profundidades

Aún estoy buscando mi sonrisa, me han prometido que la encontraré; aquí en este océano de lágrimas y sangre. Me lo han jurado, cielo maldito... Tú lo aseguraste.

Ahora voy hundiéndome de a poco, reconociendo a quienes se ahogaron conmigo y a quienes causaron esta perdición. Puedo sentir como me ahogo sin morir, este será mi castigo eterno... Bucle de dolor.

Puedo escuchar el eco de tus palabras clavadas como cuchillos, mi corazón se reprime, se ahoga como todo lo demás. Mis órganos padecen el siniestro de mi depresión. Ya no existe quien pueda ayudarme, se me acabó el tiempo para buscar, levanto mis brazos y no hay nada... Nada hay.

El jazz acompaña mi agonía, ritmo de mis pesares antiguos y actuales, su música en el seguimiento de mi eterna caída. Aquí sólo existe el frío, el miedo, la ira y todos los demonios que me hicieron ser quien soy ahora; gracias a tu intermitente amor, me rompiste la vida. No puedo arreglarme si arrojaste a tu océano de alcohol cada uno de mis pedazos, quisiera odiarte pero ni eso me has dejado, ni la esperanza de salvar mi alma.

Este mar me cegó, no me permite hablar, apenas sollozar para suplicarte que aunque muerta me saques de aquí, que te atrevas a darme la salvación de alejarte de mí para siempre. Por favor, llévate tu océano y regálame la oportunidad de rescatar el espíritu, de reír a carcajadas, de abandonar estas pastillas que sólo han venido a adormecerme para que me atormentes más.

Sácame de aquí porque me ahogo sin morir...

lunes, 25 de junio de 2018

Debo justificar lo que me hiere

Yo misma no puedo comprender cómo he sido capaz de perdonarte tantas cosas. La masacre en mi alma de palabras que queman, frases inconexas que logran romperme, destruirme. Ni yo entiendo cómo puedo vivir contigo y al mismo tiempo con el demonio... El demonio rojo.

Te amo y eso me mata, me hunde contigo. Porque gracias a ti la vida para mí ha sido una constante tormenta-calma-tormenta, eres mi castigo y mi alivio, no sé mantenerme lejos de ti, sostengo con firmeza el sartén por el mango. Te confronto todos los días y tú eres incapaz de comprender mi dolor, o acaso de intentarlo.

Ojalá cada fragmento de aquel día se pudiese borrar de mi mente, así como tú lo has olvidado todo. Ojalá me pudiera arrancar el maldito olor a sangre de la piel, olvidar tus gritos y los míos ¡Olvidarme del temblor de mis dedos al marcar al 911!

Necesito aprender a respirar... Siento que el cerebro va a estallarme ante las imágenes de tu cuerpo buscando acabar conmigo.

Eres tan parte de mí como yo de ti, por cada vez que le juro a Dios que no volveré a perdonarte; termino corriendo a consolarte, jurándote irremediablemente que todo va a estar bien.

domingo, 24 de junio de 2018

Te quiero

Sólo quería que supieras que te quiero, que estoy aprendiendo muchas cosas todavía; una de ellas es aprender a aceptarte tal cual eres.

Te quiero, y sé que lo que escribo te sorprende, pues siempre en lo último que pensé fue en ti ¿Verdad? Cuánto daño te hacía...

Vamos a empezar desde cero.

sábado, 9 de junio de 2018

Self injury

Mamá, no me regañes ni te enojes conmigo. Esto es algo que no puedo controlar por más que me esfuerce. Creo que necesito ayuda pero no sé de quién, todos los psicólogos que he conocido terminan hablando de si mismos y de sus logros. ¿por qué? Mamá, papá, los quiero y agradezco que me dieran la vida pero no puedo detenerlo.

La forma en que mi piel se abre, la sangre que gotea sin control y el inevitable olor a óxido. Sé que es enfermo pero me atrae, me atrae sentir dolor; porque cortarme no es un llamado de atención pues me esfuerzo fervientemente en ocultarlo. Cortarme es una catarsis de todas mis angustias, mis ansiedad y mi eterno odio a mi misma.

Lucho pero lo he vuelto a hacer, me he escondido en mi cuarto y con una navaja he cortado la parte más escondida de mi pierna. Dios... Qué alivio a todos los problemas, mamá que alivio a tu alcoholismo, papá que alivio a tu indiferencia; sociedad, que alivio a tus cagaderos de estándares sociales.

Hoy ha vuelto a pasar gracias a los gritos, al miedo, al descontrol de mi sobredosis que jamás me mata, sólo me envuelve en una horrorosa fantasía borrosa de la que al otro día poco recuerdo.

Tengo la esperanza en mis alumnos, en mis niños que me necesitan y que confían en mí. Tengo mi esperanza en escribir el libro que me haga sentir valiosa y nunca más inútil.

Papás los amo, perdón porque lo he hecho de nuevo. Pero debo recordar que soy un girasol.

Un girasol 🌻

Mis razones

Mis papás no son perfectos, pero me aman. Mi hermano está lleno de ira pero me ama, mi hermana está atrapada en sus pastillas, pero sé que en el fondo de su alma me ama.

¿por qué me cuesta tanto quererme? Si mis amigos anhelan pasar tiempo conmigo, si mis chistes y sarcasmos les alegran. Si a pesar de toda la sangre en mis muñecas sigo respirando... Porque aquel charco de no lo olvido, ni el terrible olor a óxido.

Dios, estés en donde estés, ayúdame a aprender. Sé que he cometido muchos errores, sé que he podido ser mordaz y malagradecida; pero me hinco ante lo que quiera que seas para rogarte amor. Amor a mi cuerpo, a cada una de mis imperfecciones, a mis medidas alejadas de los estándares de belleza. ¡pues a quien quiero ni le importa una mierda! Si ellos pueden ¿Por qué yo no?
¿Por qué yo no?

Escribo porque no tengo alternativa, porque esto es catarsis. Quiero olvidarme un poco nada más del reflejo, de miedo a comer de más, del miedo a no comer, del maldito deseo imbécil de volver a estar en los huesos. De mi afán por esos equívocos cuarenta y cinco kilos.

viernes, 8 de junio de 2018

Amarme a mí misma

Todo pasa ¿No? No importa los sacrificios que yo haga, las cosas parecen quedar igual. Sin embargo; lucho contra la marea, la poesía y el café.

Me aferro a mis metas porque es lo único que tengo, metas a largo plazo. Odio mil veces pensar en el futuro porque a veces sólo me parece una pérdida de tiempo. Pero no.

Estoy en una guerra contra los vicios de mi familia, contra mis trastornos alimenticios, me aferro a la esperanza de una vida mejor. Una vida en que el mirarme al espejo no sea motivo de miedo y repulsión, mirarme dichosa con la sonrisa en los labios no importando el cuerpo que me refleje.

Porque el cuerpo que tengo es el que me levanta diariamente, el que me sostiene en mis largas caminatas a la universidad, el que me transmite al cerebro la sensación de la brisa, el olor de la hierba, el poderoso color del sol que con sus rayos de luz me recuerda que estoy viva.

Este es el cuerpo que me da las tristezas y alegrías, los buenos amigos y los dolores de cabeza, los momentos en los que mi alma se une con la de mamá y por un instante olvidamos sus demonios y los míos.

Tengo miedo, pero no quiero morir, me urge vencer esta depresión que detiene mis pasos, me urge sentirme un poco como aquella niña dulce que en algún momento fui.

Amo a mi familia y eso es lo que importa ahora. Sólo me resta amarme a mí misma.