martes, 20 de agosto de 2019

Mi cielo nocturno

Te amo, en la esencia de mis palabras aquello es dolorosamente absoluto, amargamente real. Te amo y no estás, ni estarás conmigo. Aunque todo terminó quiero decirte que tú siempre fuiste mi cielo nocturno, porque en noches como esta tu voz se derritió en mis oídos con palabras de eterno amor, ese amor incierto que jamás pudimos siquiera iniciar, debíamos ser realistas; no habíamos avanzado terreno cómo debimos haberlo hecho.

Pero insisto que tu voz fue mía, que las noches eran nuestras, que la oscuridad te volvía mío, y mierda, cómo me extasiaba sentirme tuya. Decir una y otra vez: Soy tuya, soy tuya, soy tuya. Para siempre. Me parte la cabeza porque no asimilo por qué puta razón te dejé ir, por qué maldita razón me harté de decirte que te amaba, de abrazar tu voz, de escuchar tu poesía, de acompañarte en tus sueños, de envolverme en el erotismo que emanaba tu cuerpo para mí. Me alejé de la única guarida real en mi vida, del amor que pudo serlo todo.

Trato de entenderme pero no puedo, trato de aceptar lo que ya no puedo cambiar, pero no deja de doler, el reproche de mi alma que me grita congruentemente que había dedicado mi odio a la persona que más amaba. Sueño contigo casi todas las noches, y aún en la químera tú ya no me quieres más. ¿Qué otra señal estoy buscando? Te perdí y me perdí tratando de hallarte.

Mi corazón te guarda en esta vida grata porque alguna vez me has amado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario