domingo, 2 de enero de 2022

Hasta que podamos rozar una estrella

Sé que hay cosas que no puedo prometer, porque me estaría engañando a mí misma. Sin embargo, hay algo que sí quiero intentar; mi alma necesita purificarse, mi pensamiento deconstruirse. Me gusta esa palabra.

Aunque entiendo que la primera persona en la que debo enfocar un cambio soy yo, me siento comprometida a hacerte feliz, a enorgullecerte. Eres mi roca en la marea, no puedo seguir decepcionándote. Así que quiero sanar mi espíritu, dejar de soñar con la muerte como una egoísta, intentar que los días buenos sean más que los malos.

No espero cambios drásticos de una noche al día siguiente, mi vida no es una película de motivación, pero tengo la esperanza de aprender  a usar el dolor para crecer, no para derrumbarme. Volverme más fuerte con el pasar del tiempo, aunque sea lento, a mi propio ritmo, pero contigo.

Ya no quiero imaginarme como la niña abandonada que fui, ya no lo soy, tengo veintisiete. Y lo recalco en cada texto, porque quiero recordar que el pasado no tiene por qué definir el resto de mi vida. Estoy en un lugar distinto, tengo la paz de entender mis enfermedades mentales para tratarlas, me hago amiga de los monstruos bajo la cama. Que ahora los veo como el camino hacia sanar. 

No, no siempre voy a tener fe, muchas veces volveré a escribir sobre el suicidio, las autolesiones, la medicación mal manejada, la ansiedad y la depresión. Y eso también será válido; pues lo que sea que escriba aquí siempre me ayudará a ver los problemas desde un enfoque distinto. Me desahogo y calmo mis pensamientos oscuros.

La palabra clave es intentar, y quizá algún día te sientas feliz de estar a mi lado, y tal vez por fin toquemos con dedos temblorosos una estrella que creíamos lejana. Y no lo era. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario