Mis ideales firmes como cada árbol que hoy me rodea.
Me queda claro que no te necesito para vivir y comprender al mundo y su caos, nunca hiciste falta para despertar mi pensamiento crítico, ni mi arte ni mi necesidad de demostrar amor.
Tu nombre puede dejar de existir con la facilidad de quemar una hoja, aunque escriba de ti eres pasajero, como lo fue tu presencia dentro de mí.
Aquí sigo, redescubriendo la libertad, la disciplina y el amor propio.
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