sábado, 26 de noviembre de 2011

No he olvidado nuestra historia.


¿Cómo podría dejar pasar algo que ha sido tan increíble y maravilloso?
¿Cómo carajos crees tú que se pueden borrar sin más tantas sensaciones vividas?
Ni siquiera el ser más poderoso podría lograrlo.

Aún estoy escuchando aquella melodía que me recuerda a todos los momentos que pasamos, a cada uno de ellos, las risas incontrolables, los chistes bobos, las lágrimas y la tristeza, la forma en que cuidábamos el uno del otro. Nuestra manera irónica y anómala de amarnos.

La melodía continúa, con cada nota se relata entre las letras nuestra corta pero fascinante historia, las largas madrugadas pensando en ti, tu sonrisa que era un obsequio para mí, mis brincos sobre la cama, los rayones en mis paredes, tus iniciales entrecruzadas con las mías, nuestros apellidos unidos. Todas esas fantasías que han quedado atrás, no quiero olvidarlas jamás.

Ya no duele decir adiós, porque fue grandioso, ¡sucedió! El amor que sentía por ti fue inmenso, ingenuo, real, créeme, nunca he sido tan honesta, te logré amar como nunca había amado a nadie en mi existencia que todavía no ha terminado.

Todo fue perfecto, y duró el tiempo que debió durar y acabó en el momento necesario, siempre lo supe, pero fue difícil aceptarlo. Acepto los errores, ya no se puede regresar el tiempo atrás, porque el equilibrio de la vida se caería de lleno al abismo.

Estoy feliz con todo lo que vivimos, las circunstancias, el destino, ¡quien hubiese sido! Te acercó a mí, te trajo a mi mundo y me incluyó en el tuyo, por un momento fuimos uno, ¡Estábamos enamorados! Y el mundo entero podría llorar y flaquear repleto de envidia.

Los flashbacks son cada día más borrosos, cada día trato de dejar de quererte, voy borrando sentimientos de trocito en trocito, sé que podré lograrlo, pero eso no significa que no hayas sido alguien importante en mi vida, como dije antes, te amé como creí que nunca lo haría.

Y hoy vuelvo a brincar sobre la cama, como en esos días y dejo que nuestra canción inunde mi habitación con su deliciosa melancolía, y sonrío y río… ¡Por lo vivido!

Por lo vivido.

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