jueves, 16 de mayo de 2013

Usted II

Un semblante frío y un cigarrillo en la mano izquierda, usted me miraba con ¿dudas? ¿molestia? ¿o será que esos ojos solo demostraban decepción? Aún no estoy segura, pero sé cómo la tristeza me alcanzó, tuve que agachar la mirada. Recordé esas canciones que escuchábamos. Y las risas de las más grandes tonterías.
Pero ahora usted estaba frente mío sin intención de sonreír, no sabía si se echaría a llorar, o si solo se iría. Se acercó y el miedo fue creciendo, no a que me hiciera daño, sino que al avanzar hacia mí, fuera yo quien terminase por destruirle. Dañarle era lo que mejor se me daba.

  Usted ahora no bailaba estúpidamente, ni escribía incoherencias en la pared; no se burlaba de mi torpeza ni me abrazaba por sorpresa. Por fin logró estar en frente de mí, no pude evitar obligarme a verle a los ojos; qué terrible fue ver esos ojos cafés que alguna vez me parecieron tiernos, ahora rojizos y adornados por hondas ojeras. Qué difícil fue darme cuenta que al disfrutar de nuevas experiencias, había pasado por encima de sus sentimientos, de su amable corazón. 

¿Inconscientemente di dos pasos hacia atrás? No quería enfrentarlo, no quería continuar torturándome ni torturándolo a usted. Por primera vez deseé que se olvidara de mí, que no me quisiera más, que me desechara de su vida; que inclusive me odiara. Cualquier cosa me pareció mejor que seguirle rompiendo las esperanzas. 

http://youtu.be/MYvuCdrrXps

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