jueves, 27 de marzo de 2014

Una hermosura entre las letras

Me gusta envolverme en la fantasía, es el único lugar en el que me siento cómoda conmigo misma, en el que me enorgullece ser yo. La poesía, las novelas y el drama me mantienen lejos del dolor. Por una vez me siento perfecta, evado a ratos estas putas ganas de deshacerme de mi propio cuerpo. No entiendo cómo es que me mofo de la gente que siempre está deprimida cuando yo me siento exactamente igual, cuando en mi corazón no calma la tempestad jamás. Entiendo que he aprendido a disfrazar mis emociones con la gente, sé que nadie se da cuenta cuando mi semblante cambia, ¿debería eso hacerme sentir mejor o peor? Quiero creer que finjo demasiado bien.

  Me siento sola, mi único escape es escribir aquí donde rara vez se me lee, fragmentos de alegría nacen cuando logro sacar algunos de mis pensamientos negativos colocándolos en las letras. Una bocanada de aire me regresa a la vida. Aquí me siento hermosa y un poco menos patética. Juro que a veces creo estar en el lugar equivocado, siento como si me estuviesen obligando a encajar, lastimando cada esquina de mí. Quisiera transformarme en poesía, o al menos en un pequeño verso de algún gran poeta. Sería feliz siendo un personaje ficticio y desaparecer al cerrarse el libro. Deseo ver rostros emocionados, esperanzados, preocupados por el curso de una novela, irónicamente así me sentiría más real. Ojalá me fuera más sencillo enfrentar al mundo, pero siendo sincera soy demasiado cobarde, cargo con una agonía difícil de explicar.

martes, 25 de marzo de 2014

Cuatro años hacia delante XXIII

*Versión de Ian*

Me recosté en la cama mientras trataba de acompasar mi respiración, tomé unas cuantas pastillas para dormir y me dispuse a esperar a que hicieran efecto. La misma imagen daba vueltas en mi cabeza hasta lograr trastornarme; esta vez no había oportunidades, realmente había perdido a Ella para siempre. No tenía idea de cómo iba a lograr alcanzar la resignación sin hacerme pedazos en el camino.

Todos los dramas de la poesía son una mentira. Los finales felices de las telenovelas son una burla a la realidad, no son más que historias mal elaboradas, sin una gota de coherencia. Los libros de amor son un patético escape para las almas soñadoras que nunca encontrarán con quien hacer de su vida menos miserable. El amor eterno no existe, todo lo que recibimos son despojos de cariño que aceptamos para no estar solos, para que nadie nos señale, para que la gente no nos juzgue de infelices. El amor está idealizado, no es tan mágico como lo pintan. Morerimos solos. Moriré solo porque en este mundo no hay otra persona que me pueda llenar que no sea ella. La amo, Dios, te juro que la amo...

Abrí los ojos tan rápido como los había cerrado. Las pastillas no servían, el alcohol no servía. ¿Cómo es posible que un ser humano pueda respirar y moverse sin sentirse vivo? ¿Cómo puede ser que una mujer me haya llevado del paraíso al infierno de un momento a otro? Nada aquí tiene sentido. Estoy apunto de perder la cabeza definitivamente, siento que estoy a un paso de lanzarme al vacío, de acariciar a la locura. Soy un caso perdido.
...








Necesito morir.

*Versión de Ella*

Por fin he abierto los ojos, al fin he logrado darme cuenta del alcance que tiene el amor de Ian hacia mí. No puedo creer que durante cuatro años me hubiese mantenido cegada por la rabia. ¿Por qué en el momento en el que decidí irme no recordé todas las promesas que Ian hizo mirándome a los ojos? Yo sabia que sus ojos no mentían, tenía la certeza. Sin embargo cuando ocurrió la confusión no me quise dar cuenta. Debí escucharlo antes de irme, debí regalarle la oportunidad de darme una explicación. En lugar de eso permití que pasaran cuatro malditos años. ¡Cuatro pútridos años sin él que no podré recuperar jamás! Fui una cobarde. No pienso dejar pasar más tiempo, no pienso perderlo, tengo que buscarlo. Tengo que decirle que le creo, que sé que me ama como yo lo amo a él, que yo tampoco sé vivir sin él, que todo este tiempo fingí olvidarlo, fingí sepultar su amor. Toda mi vida después de dejarlo no ha sido más que una mentira. ¡Una asquerosa mentira que me separó de él!

Te perdono, Phany. Te perdono, te perdono, te perdono me hinqué a llorar a lágrima viva. Phany se agachó también y me abrazó en silencio.

Vámos por él. me animó y yo asentí con la cabeza. Por fin continuaría con Ian la historia de amor que habíamos dejado truncada por causas externas a nosotros.

domingo, 9 de marzo de 2014

Cuatro años hacia delante XXII


—¿Estás loca? ¿Es que has perdido la cabeza, Phany? — dije después de escuchar su sugerencia.

     
     — Ya basta de vivir en el drama — me dijo — ustedes prácticamente nacieron para estar juntos. Y hoy, después de tanto tiempo tienen la oportunidad de recuperar su amor. Sin ninguna persona estorbándoles — se señaló.

— Pero…

— Por favor, te ruego que no me dejes seguir viviendo con esta carga de saber que fui la causa por la cual se separaron definitivamente. — lloró — sé que me lo merezco, sé que me toca lo peor del mundo por mis estupideces. Pero Ian no tiene que pagar por las cosas que yo hice.

— Aunque fuera, dudo mucho que Ian quiera verme — suspiré — me negué a confiar en él, lo rechacé totalmente a pesar de su insistencia. Creo que le rompí el corazón. Lo conozco, si se fue, es porque está dispuesto a olvidarme para siempre.

— Durante cuatro años te perdiste de la vida de Ian, así que puedo asegurarte que ni en mil años él dejará de amarte. Eres su vida, entiéndelo, no dejes que se caiga a pedazos otra vez. Tú lo amas, él te ama; así de sencillo es.

Flashback  
       — ¿Amor?

— ¿Qué pasó, Ian?

— Ven, mi amor.

— Ay Ian, estoy ocupada ¡¿Qué quieres?!

— Cielo, te digo que vengas.

— Ian, estás comenzando a molestarme. Estoy estudiando, ¿qué necesitas?

— Necesito que vengas —rió Ian.

Ella refunfuñó y corrió hacia el jardín en donde estaba Ian. Se encontraba dispuesta a gritarle un montón de improperios y a golpearle hasta el cansancio. Cuando llegó, abrió los ojos de par en par, estaba totalmente sorprendida con lo que estaba viendo. Parecía de cuento de hadas.

Ian estaba acomodado sobre el pasto, muy relajado. Alrededor de él flores de cualquier tipo adornaban hermosamente, y estaban acompañadas de luces de colores. La luna brillaba como siendo parte de aquel acto. Un pequeño cúmulo de rosas amarillas formaban un “te amo” dentro de un corazón. Ella cerró los ojos suavemente y se dejó llevar por el aroma de cada flor. Identificó rápidamente el perfume dulce de Ian entre la mezcla de olores. Eso la hizo sonreír; más allá de cualquier cosa bella estaba él, su Ian.

— Ian… — se decidió a pronunciar — dios… ¿qué significa todo esto? — las lágrimas comenzaron a escaparse de sus ojos cafés.

— Pues es un obsequio, mi vida. Todo esto que ves a tu alrededor, es lo que habita en mi corazón desde el día en que te conocí. Cada rosa, cada lucecita, cada aroma; todo esto es la representación de lo que me haces sentir todos los días cuando me besas, cuando me acaricias, cuando me dices que me amas. Y créeme, es una representación modesta. — rió.

— Esto es increíble…

— ¿Te gusta, mi amor?

— Me fascina Ian, nunca pensé que en este mundo existiera alguien que me amara tanto como lo haces tú cada día. Tengo la fortuna de ser de las pocas personas que logran conocer a su alma gemela, al amor de su existencia. Y poco me importa si lo merezco, quiero disfrutarlo hasta el final.

— No habrá final, ni la muerte puede separarme de ti. ¿Y a qué esperas para arrojarte a mis brazos? — se dibujó una sonrisa torcida en su rostro.

Ella se limpió las lágrimas y se acurrucó en el cuerpo protector de Ian. Eso era lo que él le hacía sentir más que cualquier cosa, protección y un infinito amor que era imposible de revocar. No se había equivocado, y su corazón no había tenido que sufrir de otras experiencias para llegar hasta él. Ella era una persona afortunada, en realidad demasiado.

— Te amo, Ella.

— Yo también te amo, mi amor.

Se mantuvieron así por unos minutos, escuchando el rumor de los automóviles, de los insectos, de cada cosa. En el mundo no existía otra cosa que no fuera ellos, no había nada más. Ambos desearon en silencio que ese momento no se acabara nunca.

— Te he escrito algo — dijo Ian a Ella.

— ¿Escuché bien? — sonrió la joven. — ¿Me escribiste a mí? Tú, Ian, el que dice que cada poema o novela tiene que ser ajeno al escritor ¿en serio?

— Calla, boba — la besó — estaba totalmente equivocado. Y hasta siento vergüenza de ello. El amor que siento hacia ti me demostró que un escritor no es nada si sus letras no plasman sentimientos reales, aunque sea de manera inconsciente. Una obra siempre tiene que llevarse consigo algo del autor. Siempre, mi amor.

— Guau, cielo… jamás pensé que lo dirías. Anda, léeme lo que has escrito para mí.

— No, no, no. Tienes que leerlo tú, y quiero que sea en voz alta, si no es demasiado pedir — sonrió.

— Oye, no se vale…

— Anda, por favor — hizo la petición de un modo que Ella no podía negarse.

— Está bien, tonto. Solo por esa cara tan preciosa que pones. — fingió enojo.

Ian le entregó un trozo de papel arrugado. Ella se aclaró la garganta y comenzó:

Mi vida, mi Ella, mi pequeña; me cuesta un poco de trabajo organizar mis sentimientos para transferirlos al papel. Sobre todo porque lo que me haces sentir me parece que es una maraña de ilusiones, de pasión, de cariño, de un amor que se me desborda de la piel. Ella, antes de conocerte yo no sabía de alegrías, yo no conocía la vida, estaba tan acostumbrado a limitarme a existir que no me detuve en ningún momento a visualizar las maravillas que estaban afuera de mí ser introspectivo. No me atrevía a buscar esa hermosura que llenara mis huecos vacíos. Sin que yo te esperara, apareciste a trastornarme. Hiciste de mi vida un caos. Lograste enganchar mi espíritu con una sola mirada, con una sonrisa, con tu despreocupación ante la realidad del mundo. Una realidad que suele ser fría, cruda y cruel. Me hiciste quitar las vendas en mis ojos, me hiciste hallarle el sentido a despertarme temprano, a dejar que el sol se asome a mi ventana, a respirar profundo, a disfrutar de las pequeñas cosas que antes me parecían insignificantes, me demostraste que contigo puedo ser un héroe si me lo propongo. Y para qué callar: soy invencible si estoy a tu lado. Puedo tocar el cielo sin necesidad de separarme del suelo, pero solo si tengo la certeza de que estás a lado mío. Sin ti, toda la magia que creaste se iría. Tú eres esa maravilla que necesitaba, tú eres esa fuerza que me hacía falta para deleitarme con saber que estoy vivo. Tú eres todo, Ella. Mi amor, nunca olvides que fuiste quien me rescató.

Te ama por siempre

Ian.

Fin del flashback.

sábado, 1 de marzo de 2014

Podría hablar de muchas cosas...

Puedo repetir palabras que he escrito en otros poemas, puedo hablar del desamor, del olvido, y también del dolor. Puedo pasarme una hora entera relatándoles sobre la muerte, sobre la atracción y el miedo que me causa noche tras noche. Pero no. Hoy prefiero arrinconar esas sensaciones del dolor y hablar un poco sobre la incertidumbre de haber perdido a alguien a quien amé y detesté. Alguien que yo creía que siempre iba a formar parte de mi rutina y que ahora no está. De un segundo a otro su corazón dejó de latir para siempre sin poderse hacer nada para evitarlo. Una persona que hasta irse lejos se arrepintió de los errores que había cometido. Y que cuando quiso remediar su ausencia, ya era demasiado tarde. Quiero decirles que el tiempo nos persigue, que no da descansos para nadie, quiero decirles que en efecto, no existen segundas oportunidades para vivir. Quiero pedirles que abran sus ojos, que digan todo aquello que callan por medio u orgullo. Por favor abrazalo, bésala, perdónalos, ámale. Actúa, mañana podría ser tarde.