lunes, 16 de febrero de 2015

Almas cercanas

Recuerdo aquellos días más que cualquier otra cosa, y los momentos que parecían acabar con todo terminaron siendo olvidados. No valían nada en su estupidez, Nunca valieron nada, 

Y puedo ser desdichada en muchas maneras, escribirle a la nostalgia de todo lo que nunca podré tener; pero sobre esto no existen mentiras, no hay duda pues es real. Vive como ninguna otra cosa en mi entorno. A su manera brilla, con su calor reconfortante me acompaña. A través de los años. A través de cualquier pelea, grito, o reconciliación. No todos logran perturbar la soledad como lo hago yo junto a ellos. Con dos amigos que en medio de risas y lágrimas se volvieron hermanos.

Hemos cambiado mucho, pero cambiamos juntos. Hay largos lapsos en los que dejamos de vernos, sin embargo el amor se mantiene intacto. No somos expresivos, lo sabemos, pero también sabemos sentirnos. Desde el corazón puedo sentirlos, desde el día hasta la noche. Quién sabe qué pueda recibirnos en el futuro, quién sabe a que gran nuevo problema debamos enfrentarnos; lo único seguro aquí es que en ello estaremos de la mano. Confío en esas dos almas con los ojos vendados. 

Tengo que escribir nuestra historia, de cómo algo simple se volvió maravilloso. De las mañanas de colegio; compartiendo la música, los anhelos, la extrañeza, las burlas, el color negro, las fotografías, los descubrimientos, el amor, las decepciones. De crecer; reconocernos, los abrazos, los cambios, las tazas de café, los juegos de mesa, el silencio. El cómodo silencio que solo provoca alguien en quien confías. Sin máscaras.

Los quiero, 

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