lunes, 5 de octubre de 2015

Deja que me encierre en mis libros

Deja que me encierre en mis libros, porque no quiero nada más. Quisiera limitarme a ello y borrar todo lo demás, dejar atrás la angustia de no saber a ciencia cierta qué va a pasar; tengo miedo de ser feliz porque la vida me ha demostrado que siempre habrá lugar para las desdichas y la amargura. No puedo esperar al día en que el mal caiga sobre mí, cuando llega todo es caos y lloro en mi interior, porque no me quedan más lágrimas que expresar. Por dentro grito hasta destrozar mis cuerdas vocales, por dentro no hay nada. Solo vacío. Por favor, deja que me encarcele en mis fantasías y nunca añorar a cada personaje mientras me decepcionan. Mi corazón arde y se enfurece, decide que debe volverse adorador de historias. La quimera es maravilla, mi realidad, mi escape a la vergüenza de un mundo devastado; desintegrado. De las falsas e hipócritas sonrisas, de las risas que no soporto. ¡No soporto! Me harta la verborrea de sus bocas carmesí, me fastidia su desinterés ante cualquier cosa, la intrascendencia de sus cerebros estancados y mediocres. Soy cobarde, quiero serlo, no me interesa, quiero empaparme de palabras, envolver mi lengua entre frases que nadie entiende, quiero reírme de mí misma y matarme al final de cada historia. Resucitar como lo hacen, una o mil veces. Quiero sentir que pertenezco a algún lugar.

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