miércoles, 16 de diciembre de 2015

Extraño

Quiero decirte tantas cosas, extraño. Dios sabe por qué te vuelvo a escribir.... Quizás es la necesidad que llega cada año, la necesidad de ponerte al día sobre mi vida. Es una estupidez, sí.
Qué importa, nadie puede verme en fachas escuchando música en la sala, mientras escribo...Qué importa, si nadie sabe que te llamo con mis letras, extraño.

  Aquí todo ha cambiado de forma drástica y un poco cruel. Sé que hay cosas que deberían ponerme feliz, sin embargo no las estoy disfrutando. Se apoderó de mí esa enfermedad mental que había estado persiguiéndome durante años. Sí, dejé que me absorbiera y ahora estoy aquí, hablándote llena de desconcierto, de ideas descabelladas y metas algo siniestras.

  ¿Recuerdas cómo fumabas? Nunca me ofendió, pero no me interesaba. La verdad es que hoy fumo como desquiciada. ¿Recuerdas cómo te hablaba de mis problemas familiares y de las sobredosis en mi madre? Bien, me he convertido en su espejo, a veces no controlo las pastillas; ellas me controlan a mí.

  Ay extraño, cómo hiciste que todo alrededor careciera de importancia, y cómo hiciste que los días miserables de olor a alcohol se volvieran de brillantes colores... sólo por escuchar tu voz cantándome con esa horrible tonada tuya, sonriéndome con esos labios de inocencia, arrullándome. Tus ojos oscuros, extasiados de ternura hacia mí. Todo lo transformabas y a pesar de los años transcurridos no he encontrado a nadie que lo haga. Sólo hay chispas, pero no está tu luz. Mierda, mírame, sin querer vuelvo a escribirte de añoranza y de amor.

  Sigo escribiendo mal, extraño, podrías esperar que hubiese mejorado, pero sinceramente no ha cambiado casi nada. He abandonado mis libros de poesía ¿sabes? Los dejé empolvarse por leer de horrores ficticios. Me encanta creer que así puedo olvidarme de mi vida, y de todos esos poemas que me recordaban tu nombre.

  Aún estoy luchando, no creas que me he rendido. Todavía trato de borrar las malas experiencias y de abandonar aquellas cosas que me dañan, y quiero alcanzar el punto medio de la tristeza y la alegría. Pero deseaba decirte, desahogar al monstruo para seguir caminando... Para no escribirte más.

1 comentario: