domingo, 30 de diciembre de 2018

No me gustas

No es que me guste tu cabello ni su color, me gusta la sensación de mis dedos acariciándolo, jugando.

No es que me guste tu forma de reír, me gusta que nuestras alegrías coincidan creando ecos de paz en el universo azul.

No es que me gusten tus manos, disfruto cuando protegen las mías del frío, del miedo y de la soledad.

No es que me guste tu cuerpo, me encanta cuando me abrazas para evaporar el dolor. Sinceramente cuando estás vuelvo a sentir la capacidad de querer a alguien fuera de este impuesto encierro.

sábado, 22 de diciembre de 2018

El monstruo ya no cabe en la ventana

Es demasiado tarde, esto ha crecido a desproporción, la habitación oscurece lenta y definitivamente. Siento cómo consumo las oportunidades, y la vela se apaga. Entiendo bien, nos ahogamos en la pena. ¿Cómo haremos?

Imposible escapar, y tampoco puedo sacarle de aquí. No tengo miedo, no tengo desesperanza, tan sólo la gracia de la resignación.

Me olvido del caos y el tiempo, recibo la melodía de una inseguridad encerrada en si misma. He dejado de contar los pasos de la cama hacia fuera. Resto interés al frío que cala mis cansados huesos, indiferente a la transición equívoca de la vida a la muerte.

La identidad de mis ojos se transforma por la miseria del devenir, ojos hundidos. La miseria de latidos alimentados por la espera al día que nunca llega. El arpa llora sangre.

Alzo mis manos a la noche sin estrellas, no existe poder en mí que pueda exterminar al monstruo que crece cada vez que dejo de dormir. Acompaña mis ansias nocturnas, y veo cómo se burla de mí y de mis apagados intentos de huida.

lunes, 17 de diciembre de 2018

Castillos de arena

¿Para qué seguirme engañando? ¿Con qué objeto me mantengo aquí?
He sido terca, con mis fugaces fantasías, dándole vueltas a un globo terráqueo como una desquiciada.

La vida se ha encargado de cambiar mis objetivos, modifica la estructura de mis deseos. Parece que sólo soy capaz de pensar en tiempos muertos, no puedo olvidar la noche que bailaba sosteniendo mi cuerpo en tu cuerpo.

Me diste el "te quiero" que siempre me faltó. Tan poco tiempo fuiste mío... Exquisitez de angustia y nerviosismo. Fuiste parte de mí y aunque odio esta perspectiva, sé con certeza que al tú quererme yo me quería.
Claro que me quería.

¿Y cómo iba acaso a ser distinto? Al tenerte me tenía.

Pero a día de hoy debo salvarme de mí misma, reencontrarme con el dulce placer del espíritu en calma, de un cuerpo conectado con sus sentidos, de un cerebro que no le teme a las madrugadas.

Espero que mis palabras sirvan a la reafirmación de mi deber, mi destino. Hago mías las ideas de la noche, me entrego a mí. A pesar del mar yo reconstruyo mis castillos de arena, y te pienso sin tristeza, mas con la certeza de lo que fui y no debo ser jamás otra vez.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Con mi gato de ojos verdes

Así que todo se reduce a esto, estamos solos. Soy ingrata, lo sé, pero esto es lo que hay. Se congelaron las risas, a consecuencia, y se congelaron mil recuerdos para siempre. No hay nada que reparar, no estamos rotos. Lo que fui ya lo borré, lo he dejado ir y las luces de nostalgia eternamente me lo recordarán.

Hago luz de mis nuevos andares, porque este sol deshace sombras. No quiero seguir pensando en los errores cometidos, hace demasiado tiempo que dejó de importar ¿Verdad? ¿Verdad?

Diciembre silencioso, distinto, toco la calma y enciende mis dedos. Un poco puedo adivinarla mía. Diciembre de tenues tintineos, todavía tengo fe de que mi rumbo corrija todas aquellas cosas que antiguamente salieron mal.

Yo le llamo KA,
Yo le llamo destino, en un susurro aún suplico.

Me siento de tierra, de musgo y de tierra, quiero volar más allá de las montañas. Y el gato a mi ventana con su mirada de fuego verde grita: ella sí.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Voar máis Aló das Montañas

La vista es hermosa, a pesar de los árboles puedo ver cómo comienza a ocultarse el sol. Me siento como toda la vida he deseado sentirme, ante cualquier contrariedad palpo la paz, lo prometo.

Aquí hace frío, aún así mi cuerpo se siente cálido, soy suave y mi templo se ha curado, no existe más laceración, a fe mía soy libre. Los cuatro están conmigo y cada uno representa con orgullo mis memorias tristes, me recuesto en el hombro de uno de ellos, el de guitarra, también haciendo de mi corazón una fogata con su voz.

Ninguno deja de tocar, de a poco llenan mis vacíos, y no me atrevo a sentirme sola nunca más. Respiro la corteza de los árboles, invoco el rocío del pasto con los pies desnudos, la puesta de sol aquí es eterna, somos perennes almas. Cuánta magia...

El recuerdo trata de alejarse, y yo lo despido sin angustia, el destino me acaricia suavemente, todo principio tiene fin. Ellos dicen "niña mía" y la ofrenda prende fuego, siendo parte de mi alma.

La música prosigue su curso, permito que envuelva mi piel y mis huesos. Las historias enredadas, los calvarios, el descanso. Cuánta magia...

Somos compañeros de luz e iluminamos con los pasos, plenos del paraíso... Y en el cielo revolotean las mariposas nocturnas, no huyen, danzan dulcemente.

Dejo bajo las piedras toda la vergüenza de lo que hoy ya no es. Y ahora somos todos los que cantamos al fuego y al bosque. Los espíritus se llevan todo el peso sobre mí.

Cuánta magia...

https://youtu.be/hauUkNHKfVM