domingo, 2 de diciembre de 2018

Voar máis Aló das Montañas

La vista es hermosa, a pesar de los árboles puedo ver cómo comienza a ocultarse el sol. Me siento como toda la vida he deseado sentirme, ante cualquier contrariedad palpo la paz, lo prometo.

Aquí hace frío, aún así mi cuerpo se siente cálido, soy suave y mi templo se ha curado, no existe más laceración, a fe mía soy libre. Los cuatro están conmigo y cada uno representa con orgullo mis memorias tristes, me recuesto en el hombro de uno de ellos, el de guitarra, también haciendo de mi corazón una fogata con su voz.

Ninguno deja de tocar, de a poco llenan mis vacíos, y no me atrevo a sentirme sola nunca más. Respiro la corteza de los árboles, invoco el rocío del pasto con los pies desnudos, la puesta de sol aquí es eterna, somos perennes almas. Cuánta magia...

El recuerdo trata de alejarse, y yo lo despido sin angustia, el destino me acaricia suavemente, todo principio tiene fin. Ellos dicen "niña mía" y la ofrenda prende fuego, siendo parte de mi alma.

La música prosigue su curso, permito que envuelva mi piel y mis huesos. Las historias enredadas, los calvarios, el descanso. Cuánta magia...

Somos compañeros de luz e iluminamos con los pasos, plenos del paraíso... Y en el cielo revolotean las mariposas nocturnas, no huyen, danzan dulcemente.

Dejo bajo las piedras toda la vergüenza de lo que hoy ya no es. Y ahora somos todos los que cantamos al fuego y al bosque. Los espíritus se llevan todo el peso sobre mí.

Cuánta magia...

https://youtu.be/hauUkNHKfVM

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