domingo, 29 de noviembre de 2020

Impelía el viento

Ya no quiero más máscaras, ni fingir que no soy capaz de sentir. Escojo las palabras antes que las lágrimas, por paz mental. Yo no quiero perder mi necesidad de escribir, la enorme pasión que las palabras despiertan en mí. Estos párrafos son los que me mantienen viva, en la lucha, en desear ser mejor cada mañana, en ver las cosas con otro color. Entender que aunque la vida sea así, tengo un enorme poder a mi costado; mi mamá.

Tengo demasiadas cosas por las que luchar, tengo que aceptar lo que soy, sacar todo el mugrero de mi alma donde nadie pueda ver, vomitar en cada crisis todos mis traumas infantiles. Liberarme de esa niña solitaria que se creía merecedora de nada. El pasado duele, pero ha sido maestro. El saber que no soy la única me da esperanza, el conocer personas que con este mal han salido adelante y mucho más allá. Ellos pueden, espero algún día yo también.

Hay tantas cosas que quisiera hacer, soltar este enorme peso sobre mis hombros, valorar los remansos de paz que me da la vida, esa pequeña luz que algún día se volverá mi sol. Doy fe de ello. Y nada podrá secar la tinta que acomoda versos en mi cuerpo-papel. 

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