lunes, 26 de julio de 2021

En circunstancias diferentes, quizá.

Mi mente no me engañó, yo sé que hubo algo. Tal vez secreto, donde palma con palma decíamos más que un cúmulo de palabras torpes. Sé que hubo magia, yo misma la rompí por enferma ¿o es más bien que creíste quererme sólo por cómo me veía? Eso duele.

Me llena de ira creer que la conexión mental te valió madre, que las conversaciones en mi casa te valen menos porque ya no soy la misma cara. Porque existo en un vaivén entre lo hegemónico y lo que no lo es. ¡Ah! Arde porque pudimos ser una pareja interesante. Tal vez no la más hermosa, pero con las experiencias que sí hacen crecer. Sin fotografías, sin cursilería. Sólo nosotros, manos entrelazadas.

Si al menos no me hubiera quedado con las ganas de darte un beso. No hubiera cambiado nada pero hubiera confirmado que mi corazón estaba encendiéndose con los meses. No podemos estar juntos porque no soy perfecta. Y porque, mierda, debo estar con alguien que me quiera completa. Ojalá la vida no nos pase factura, a mí por no arriesgarme, y a ti por darle peso a superficialidades. 

jueves, 22 de julio de 2021

Golpéame con puños, no con palabras.

Padre, estoy cansada.   

Cansada de que me causes tanto dolor. A veces preferiría que me rompieras la nariz en lugar de destrozarme el alma con palabras afiladas.

Nunca leerás esto, evidentemente, pero mi espíritu está cansado. Y no puedo recordar un instante en el que me haya sentido plena de estar viva. 

¿Chantaje? Estoy harta de esa maldita palabra que vive entre tus dientes. ¿Por qué no puedo exponerte la oscuridad de mi mente y tú si puedes quejarte de la pésima vida que elegiste? Porque sí, tú la escogiste en uso de tu libertad.

Y nosotros, como hijos, no pudimos elegir sencillamente no existir.

La vida es rara.

Padre, te amo y te detesto al mismo tiempo. Te niegas a quitarte la venda de los ojos, no quieres ver lo que has creado. 

Tengo miedo de querer morir. 

jueves, 15 de julio de 2021

Carta a mi hermana mayor

Nunca te envié una carta que escribí la noche antes de que volvieras de CENTRA. Y confieso que mi corazón está agradecido por ello. Me dueles, me decepcionas, pero sé que nunca me atreveré a decírtelo porque incluso ahora no deseo herir tus sentimientos.

Hermana, mil noches me pregunto ¿por qué nacimos? Cada vez que alguno comete un error de gravedad. Ya no quiero hacer de la vida de nuestros padres un infierno interminable. 

Hermana, ¿Cuánto más deseas sufrir? ¿Qué catarsis necesitas? ¿Cuánto más quieres perder? Te deseo madurez, responsabilidad y mucho amor propio. Yo nunca podría no amarte, pero le pido al cielo que abra tu mente, que dejes de partirte la cara con cada año que pasa. Quiero que nuestros papás estén felices. 

Sé que nuestra vida nunca fue fácil, y que sólo nosotros como hijos podemos entender el dolor que atravesamos en la infancia, pero el primer paso es aceptarlo, y lo demás es hacerse responsable de lo que somos AHORA. El pasado ya no puede arreglarse, cambiemos este presente, logremos tener la motivación que siempre nos hizo falta.

Hermana, ya no quiero que seamos hijos tóxicos, quiero curarme, anhelo que te cures. ¿Qué nos hace falta? 

Suicidio, suicidio

Tengo miedo de esa palabra, siento que vive dentro de mí, haciéndole eco a los latidos del corazón. Casi muerta. No tengo certeza sobre nada, ni sobre mi propia vida. 

Dios, ¿existes y existes dentro de mí? Temo, temo constantemente. Y estoy por cometer un error, pero me cansa el dolor y tanta enfermedad alrededor mío. No hay más. Estoy hastiada de lastimar a la gente que me ama, quisiera desaparecer sin causarles daño, como si no hubiera existido nunca. Como si mamá nunca me hubiera necesitado para salir adelante.

No confío en nadie más, vivo encerrada en mi propio infierno, ya no sé que es lo que quiero, no tengo idea de quién soy, hace tanto tiempo que mi personalidad se hizo añicos gracias al TCA. El amor no existe para personas como yo.

No quiero atentar contra mí, pero a veces el reloj sólo susurra palabras hirientes que me arrojan al vacío. No sé que es lo que quiero, llámalo mediocridad, luz extinguida. No sé de nada, llévame al mundo del clonazepam. 

domingo, 4 de julio de 2021

Búscame

Me considero una persona escéptica hasta cierto punto, es decir, prefiero no cerrarme por completo. ¿Será estupidez o hay algo de realidad en la fantasía? Porque muchas veces desearía ser más espiritual de lo que soy ahora, he visto a gente crecer dejándose llevar por creencias que podríamos tomar como "poco probables". Digo, al menos los veo más cerca de la felicidad de lo que puedo estar yo.

Si hay algo más que además de ser grande tenga intenciones de cuidar a los seres que habitan sus universos, pues entonces le quiero dedicar una ingenua oración: ayúdame, te necesito, búscame o limpia un poco mi camino. Hay demasiadas nubes negras encima de mi cabeza, quisiera purificarme de un amor del pasado que no puedo superar, quisiera iniciar el proceso del amor propio, quédate conmigo cuando desee hacerme daño. Si estás leyendo mis palabras en alguna parte del vasto multiverso, si te soy importante, no me dejes sola. Enséñame a trabajar mi dolor, porque sabes que ahora mismo no puedo internarme en un psiquiátrico. Si existes, y te importo, conoces lo que habita en mi corazón.

No soy una mala persona, así que esta vez decido orar por mí. Cuídame, protégeme. Quiero creer en ti. No en un dios de barbas largas, sino en un ser que va más allá de mi propia comprensión y de las creencias inventadas por muchos religiosos. Quiero conocerte a ti, al real, al que creo la vida, al que me trajo aquí. Quiero creer que mi propósito va más allá de llorarle a un hombre que no me quiere, de intentar con fuerzas sobrehumanas ser una persona de cuarenta kilos. Soy más que eso, por favor, dime que soy más que mis cicatrices.

Espero tu llegada, búscame si existes, para dejar de intentar interpretar el silencio de las estrellas. Búscame.