sábado, 29 de octubre de 2022

Carta no. 1000 a un padre que jamás lo fue

Nunca fuiste mi padre, a mis veintiocho lo entiendo. Me tardé ¿verdad? Sé que será duro el proceso de aceptación. La decepción y deslealtad. Tú, estando sobrio...jamás te importaron mis intentos de suicidio, ni ver cómo me desangraba cada vez que me abría la piel. No te importó ver cómo me quemaba o me golpeaba, me rasguñaba, me destruía.

Nunca entendiste mi TCA ni te tomaste el tiempo de investigar lo que eso significaba. ¿Y mi TLP? Ni hablar. Sólo te importó tener a tu amante-sirvienta en el departamento. No puedo ser hipócrita: te odio y no sé cuánto tiempo me tomará dejar de hacerlo. Pero nunca más te consideraré un padre, hasta el día en que uno de los dos muera. Porque tengo mucha MADRE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario