lunes, 27 de febrero de 2023

Inconcebible

Parece mentira, me perdiste y me duele más a mí que a ti. ¿Cómo es posible que me duela más a mí que a ti? Tu abandono me destrozó la infancia y la adolescencia, por más que lo intento no puedo recordar un solo momento que te sintiera cercano a mí, que tu corazón se preocupara por mí, por mi dolor, mis inseguridades, miedos que yo no creé… fuiste parte del problema y aún así nunca dejé de buscar tu aprobación. Yo te amaba sin condiciones, te creía cada una de tus palabras, tuve fe en ti y me fallaste. Nos fallaste a todos.

No puedo dejar de sobrepensar y creer que te sientes tan sólo un poco culpable. Ese es el patrón de violencia, me han dicho, que viví atrapada en una burbuja en la que creía que tus maltratos eran normales, que me los merecía… Porque era torpe, porque era inútil, porque era gorda. Creaste en mí este TCA, las autolesiones… Te valió. ¿Por qué te fue tan difícil amarnos? ¿Por qué era tan difícil tratar a tu familia con el amor obvio que se me enseñó que debe dar un padre? Ojalá me hubieras mirado a los ojos, cobarde, para decirme que no me quisiste nunca y que jamás me ibas a ayudar, hubiera sido más fácil entender esta falta de cariño, y dejar de buscar en ti lo que no existió nunca.

El amor no está en ti, no habrá abrazos, no habrá disculpas, no habrá jamás un verdadero incondicional en ti, como en la mayoría de los padres. Me hiciste una víctima, no me da pena decirlo, pero es el momento de dejar de serlo, lo que sí habrá será justicia. Aún con miedo, afrontaré tu presencia para conseguir lo que nunca tuve, salud mental. Lo que me arrebataste, la seguridad, la protección, el cariño, tus oídos cuando me sentía triste, tus manos para curar las heridas que me provoqué… Ayudarme a limpiar la sangre.

Sangre, sangre, tú qué sabrás de eso. Lamento decirte que solo te quedarás, y en mí aunque haya perdón y libertad del rencor, no habrá piedad, te quiero lejos de mi vida, perdiste tu oportunidad de salvar a tu familia, la que te dio una y mil oportunidades. No te odio, pero te quiero lejos de mí, no quiero escuchar tu voz, no quiero ver tu rostro, no me interesa enterarme el día que faltes. Y aún así, lo juro, te perdono.

No hay comentarios:

Publicar un comentario