Todos mis planes fallaron, ¿Para qué lucho contra la marea? Nada de lo que yo deseo se hará realidad, y aunque me duela, dejaré que el mundo gire, gire, y gire.
Ya no me importan mis reemplazos, porque ya no arde, pues tengo agravios de los que me debo encargar y afortunadamente no estoy sola y soy muy amada.
Las ausencias ya no me dan miedo, si alguien viene a mi hogar será bienvenido. Y si no viene nadie me tengo a mí y a mis palabras en prosa auto publicada. Quién sabe, quizá algún día...
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