domingo, 20 de febrero de 2011

Mi eterno.



Quiero ser tu ángel y cuidarte siempre, aunque no lo merezcas. En mis ojos luces como un pequeño niño indefenso, aunque lo más probable es que por dentro estés repleto de negrura. Me has dejado, e inútilmente sigo en esta esquina, mirándote desde lejos, deseando fervientemente que seas feliz, aunque tú no necesites mi auxilio ni mis dulces palabras, pues ya te las dedica alguien más.

  No sabes cuanto he sufrido y tampoco te ha de importar; pero cariño, pienso en ti todos los días, invento en mi cabeza la rutina de tu vida, tratando de imaginar que cosa harás hoy, que dramas inventarás y por quien fingirás llorar. No pretendo ser la mártir, ese es tu papel principal, sólo quiero ver tu sonrisa, fascinarme con tu piel y escuchar tu ruda voz una vez más, aunque sé que ya no cantas para mí.

  Sé que peco de absurda, es extraño desear tu alegría y al mismo tiempo ser infeliz entre tus dichas. Me sacrifico por tu amor, te amo tanto, cariño de frío corazón. Me preocupo por ti, por quien me ha arrojado a los deshechos del olvido. Moriría para ser tu ángel y arroparte entre mis brazos, cubrirte con mis alas y apartarte del dolor. Soy masoquista al extremo, mi amor.

  Cambiaría lo poco que tengo por saborear el dulce néctar de tus labios, por colocar tu cabello entre mis dedos y arrullarte en un suspiro. Mi luz, te convertiste en todo para mí, aunque seas por dentro inconstante, aunque tu cerebro este lleno de odio y tu corazón crea que sabe amar. A pesar del abismo de tu alma y la ternura de tus ojos: yo te amo, y lucho contra el destino cruel, sólo por saber de ti.

  Rezo para que algún día aprendas a amar y seas un hombre de verdad, de cualquier modo seguirás siendo mi niño de rostro angelical. Quiero amarte para siempre y llenarte de colores para que sigas el camino correcto, tú no sabes que sueño contigo todos los días.

  ¡Tengo que cuidarte! Es necesario para mí saber que aun respiras, que no has cometido una locura, que sigues siendo el narcisista que conozco. Nadie sabe que he leído tus escritos, nadie me ha pillado observando tus fotografías, ellos no saben que te amo, no lo saben. Mis amigos creen que te odio, todos creen que ya te he olvidado. Sin embargo sigues aquí, tatuado, clavado, enterrado en cada parte de mí, te guardo en mi memoria.

  Eres mi alegría y mi condena. Guardo la esperanza, aun lo hago, hago esto para ti, en honor a tus sentimientos desproporcionados, no sé si lo mereces, pero te has ganado un ángel guardián y esa soy yo, y lo seguiré siendo. Me es imposible abandonarte, aun cuando eres la máxima razón de mi dolor.

  Sobrevivo entre recuerdos. Lacerante es ver la luna por horas, buscando tu rostro y dándome cuenta que ahí jamás te encontraré, pero ilusionada al saber que tú también la puedes ver. Las horas se alargan, la espera continúa, pequeños lapsos de paz me resucitan, pero te encuentro, lejos, y vuelvo a morir.

  Siempre voy a necesitarte, pero la fuerza de necesitar que seas dichoso puede más que cualquier otro deseo. Siempre voy a sufrir por ti, pero las ganas de evitar tu sufrimiento pueden más. Siempre te amaré, pero la ilusión de que tú alguna vez ames sinceramente a alguien resulta mayor. Soy así, así me hiciste: una loca que respira para protegerte sin que lo sepas.

  Cuidarte para siempre, alinear tu camino, adorar tus errores, amortiguar tus caídas, aguardar tus suspiros y contar cada latido de tu corazón. ¡Quiero ser yo quien te salve! Aunque yo no sea a quien tú ames, eso se ha hecho terriblemente insustancial, mi pequeño niño multifacético, poco capaz de luchar por alguien a quien quiere, incapaz de amar para siempre, mi amor despreciable. Pues sé que en alguna parte de tu corazón, aunque poco visible, están tus verdaderos sentimientos, más allá de las mentiras y de las influencias que tanto han convertido tu personalidad.

  Después de un extenso camino de grises nubes y tristes tormentas, está el arcoíris de tu bondad, ¡yo sé que ahí está! Podría jurarlo, pues yo alguna vez hace tiempo pude conocer esa parte de ti, tú me abriste esa puerta aunque después me la cerraste en la cara. Eres más que la imagen antagónica que te has creado para mantener tu orgullo en el cielo, sé que eres más que tu seriedad, que tu cinismo. Y más que la forma intensa en la que siempre te conviertes en la víctima. Eres una persona maravillosa, eres a quien amo y a quien regalo mis canciones y mi poesía favorita.

  Casi todas las noches te lloro y te recuerdo, te veo en todos lados; en el colegio, en el parque, en las calles, en mi habitación, en el espejo, en mis risas, en mi voz, en mi cuerpo, en el cielo, el sol. Siempre encuentro tu nombre, incluso sin querer. Cada lágrima que derramo es la ilusión de junto a ti estar, o de encontrarme un día envuelta en tus brazos. Ya no me recuerdas, yo sé que sólo soy alguien más, otro cuerpo sepultado en el cementerio de tus amores. Siempre me obligaré a callar este eterno amor.

  Mi rompecorazones, rompe ilusiones y rompe promesas, ¿no he dicho ya que así te amo? Compondré un poema con tus ojos, tus labios, tu nariz y tu cuerpo. Formaré un camino con los trazos de tus brazos y haré de tu cabello finas sábanas de descanso eterno.

  En secreto cumpliré la promesa de amarte, sin pedir nada a cambio jamás. Extraña forma de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario