jueves, 6 de octubre de 2011

Murió


Díganme que sólo ha sido una pesadilla, por favor. Sus ojos perdieron el brillo, él ya no está conmigo. Deseo alcanzarlo, donde quiera que esté.

No podré abrazarte jamás, ni sentiré el calor de tu cuerpo. Regresa.

Me encuentro frente a tu tumba, es un infierno, lo peor de todo es que sé que tu espíritu ni siquiera está allí, ¿Donde estás? ¿Por qué me dejaste tan sola? Prometiste que nunca me abandonarías, que siempre estarías conmigo, ¡Maldigo al destino que decidió arrancarte de un golpe la vida!

Las lágrimas de mis ojos no te resucitarán, mas sin embargo estas no dejan de luchar por salir, nada puede curar este dolor. Ya no podré besarte, ni ver tus ojos negros, jamás volveré a tener la dicha de la luz de una sonrisa tuya.

¡Déjenme en paz! Deseo morir sobre su tumba y alcanzarlo en el famoso más allá, antes de que se pierda en el infinito. El me proporcionaba vida, me daba una razón, la razón. Mi alma está hecha pedazos, él con su muerte se llevó más de la mitad de mí, así no se puede respirar, ¡no me pidan que salga adelante! ¡No me expongan sus hipócritas condolencias que no me sirven de nada!

Quisiera detener el sufrimiento, acabar con este vacío existencial, salir de esta oscuridad y volverlo a tener. Pero nadie me lo regresará. Déjenme morir sobre su tumba, déjenme alcanzarlo.

Descanse en paz mi ilusión, descanse en paz el amor de mi vida.

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