jueves, 6 de octubre de 2011

¿Nunca me dejes?


Vino a mí, un instante, un conmovedor recuerdo, lágrimas congeladas, remembranza borrosa que me llena de dudas, intranquilidad y melancolía.

Aquel día, en que la noche era iluminada por una hermosa luna llena, el día más feliz. Nunca olvidaré nuestra conversación, nuestros planes futuros, las promesas y toda aquella palabrería absurda de amor ingenuo, amor romántico. Y aquellas tres palabras que pronunciaste, que aún comparten mis desvelos, que me asfixian de coraje e impotencia. Dijiste arrastrando los labios...'Nunca me dejes'. Animaste a mi corazón, me alimentaste de júbilo y emoción, eso significaba que nunca me dejarías, nunca te irías, ¡jamás! ¡Qué fácil y agradable sería cumplirte la promesa de por siempre quedarme! Juré por lo más sagrado que permanecería.

¿Qué sucedió? ¿En qué me equivoqué? Luché con todas mis fuerzas, con el alma sangrando, permanecer a tu lado. Pero tú me fallaste y te alejaste sin más. Así, ¿cómo podría cumplir mi juramento? ¡¿Cómo?! Todo se rompió, nuestros problemas nos dominaron, el orgullo clavó su espada en nuestros corazones, se terminó el sueño, se destruyó el castillo a cada paso que nos alejaba.

Repito, dijiste que nunca me dejarías y me hiciste prometer lo mismo, después todo acabó para nosotros e irónicamente nos convertimos en desconocidos. ¿Adónde se ha ido el 'nunca me dejes'? Se ha llevado mis ilusiones y te apartó de mí.

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