Perdóname si a veces corrijo
las palabras que utilizas, los errores que cometes, las frases torpes que
dices; me conoces, cualquier cosa me influye y más si viene de ti. Perdóname por ser depresiva y celosa,
por convertir tus mejores días en los más peores. Perdóname por desear leer tus pensamientos, por mi inseguridad ante
tus muestras de afecto, por tener siempre la duda si de verdad todavía puedes
amarme. Perdóname por enviarte mensajes
en la madrugada, en mi estado más lunático y esperar una respuesta. Me mantengo
unida al teléfono celular, y veo como nuestro amor se provee de altibajos. Perdóname por las cosas que me molestan,
por no decirte que te amo en el momento que debo hacerlo. ¿Sabes? Aún recuerdo
el día que nos conocimos, que entre
utopías nos besamos; entonces quería parar las agujas del reloj. Quiero que
conmigo sueñes, que escapemos, escuchar desde aquí el latir acompasado de tu
corazón, quiero que luchemos. Tú me ayudas a desaparecer la depresión.
Cuantas cosas más por jurar,
cuantas ideas futuras inexactas.
¿Príncipe y princesa? Sé que eso no es lo tuyo. Perdóname
por no lograr superar mis complejos, por serle fiel a este amor vivido a
kilómetros, por cada día morir por ti, desear tus besos. Perdóname si lo que siento por ti solo lo plasmo en papel, pero no
encontrando otra forma, anhelo acariciarte con palabras. Perdóname si en horas y deshoras estás en mi mente, son los
recuerdos felices y todas las tristezas. Quiero estar contigo, despertar con
tus caricias. Regalarte un palacio de sentimientos al hacerte el amor. Perdóname
si me ciego ante una discusión.
Iría hasta donde hiciera
falta, solo por estar a tu lado; sé que es demasiada miel ¿cómo le hago para detenerme?
No me quiero rendir, lo sabes. Te amo más cada minuto, cada hora, cada mes. No
puedo verte todos los días, pero de mi pensamiento no sales ni un momento.
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